Capítulo 17

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1

Debido al escándalo, todas pusieron gestos de confusión, la exclusiva reunión femenina recibió gritos e improperios.

Yazmín atravesó las puertas, azotadas de la patada que antes les propinó.

—¡Estoy esperando! ¡¿Díganme, quién, FUE?! —la tatuada repasó aquella mesa larga, mostrando el pantalón y camisa sucios—. ¡Tengan valor y vengan aquí! ¡Díganme en mi puta cara... ¿QUIÉN FUE!?

Yazmín se llevó de corbata un banquito, al impactar el techo volaron las astillas.

—Yazmín cálmate, estás haciendo un escándalo muy vergonzoso —intercedió Cristal.

—¡¿Qué no ves que hicieron!? No, no, no. Ni muerta lo dejó pasar.

—Exacto, ándale, sal y confiesa —de entre la multitud Génesis terció en apoyo de Yazmín—. O te vamos a buscar desgraciada.

—Así no se hacen las cosas —dijo Cristal que buscaba apelar a la razón.

Pero ninguna razonó y empezaron fuertes discusiones.

2

Frank apareció tarde, mientras Yazmín desquitaba los corajes y ansias asesinas apartada, el castigo lo recibía el lago.

—Ya supe lo del incidente.

—... —ella arrojó la roca y el estallido elevó grandes cantidades de agua, ni una granada alzaba tan alto el mar.

—Menos mal no causaste peleas.

—Mmm...

—Todavía no encontramos al culpable, cuando lo hagamos recibirá un castigo. Además de pagarte el cambio de ropa.

Yazmín encaró a Frank, tal rabia pasaba que tenía los párpados estrechados, la nariz arrugada y los labios frucidos.

—¿Así de fácil? Jamás, tú traela y lo resuelvo yo sola.

—Montes...

—¡Yazmín! ¡Soy Yazmín! —replicó hastiada—. ¡Y el dinero me sobra, venganza es lo que quiero! ¡Entonces pido movimiento porque te advierto...

La tatuada quedó con la frase incompleta, mientras miraba por encima del hombro de Frank, logró notar que la innombrable orejona los espiaba.

Hizo acopio de la mínima paciencia reservaba en su interior y bajó el tono. 

—Eh... perdón —balbuceó Yazmín. Como apretaba los dientes, el diálogo ahogado obtuvo de Frank una reacción confusa—. He sido grosera y eso que te has ofrecido a compensar lo que me hicieron.

No podía seguir como si tuviera paralizada la mandíbula. La tatuada ejerció sus convincentes dotes de actuación y labia.

—Verás... —acompañó la palabra con un suspiro melancólico—. Tengo problemas, lo sé, intento calmarme pero nadie pone de su parte y siempre consiguen sacarme de mis casillas... no lo puedo evitar.

Conforme pasaban los segundos, Yazmín volvía más creíble el papel de chica inestable.

Observó al muchacho con ojos vidriosos e incluso la nariz estaba sonrojada.

—Oye... —Frank plantó distancia, perdido por lidiar verla así—. Nadie es perfecto.

—A veces creó que la gente me odia por como soy —llegados a tal punto, la tatuada abrazaba sus antebrazos. Completó el acto al agachar la mirada y sonreír.

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⏰ Última actualización: Jun 29 ⏰

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