Capítulo Cuatro.

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¡Aviso! ➟

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El nerviosismo que agitaba mi cuerpo era inevitable. Cuando pierdes el control de las extremidades y sientes la incertidumbre llamar de adentro, manifestándose con latidos acelerados en los oídos, uno tras otro.

Debería estar entusiasmado, y aunque en cierta parte me encuentro así, no puedo evitar sentir la ansiedad surgiendo. ¿Cuántas semanas no llevamos ya practicando? Incluso en la oscuridad de la noche, con los suspiros adormilados de Chongyun, puedo sentir las vibraciones de las melodías que tocamos. Repasando múltiples veces aquellas letras compuestas a mi medida. La única razón por la cual persisto cuerdo.

Llegados a este punto, consideré ya haberme acostumbrado; tantas veces he sentido estas emociones desbordando mi garganta, sentado en el umbral entre el pasillo y la sagrada sala de los monjes. En cada ocasión, desconocía el error que había cometido y, lo que es peor aún, el castigo que podría enfrentar por ello; únicamente lamentándome de ser causante de tantos problemas, afligido ante lo que mi presencia misma era capaz de ocasionar.

Decidido a olvidar, ajusto el gorro sobre mi rostro, solo siendo precavido; ya que los monjes se han largado a un retiro, por lo que no debería ser peligroso que yo o Chongyun participemos en el evento.

La guitarrista se acerca cautelosa y me pasa un brazo por los hombros amistosamente:

—No se ve tan mal como asumí que lo haría—menciona mientras realiza modismos con las manos e inclina la cabeza señalando a Chongyun, ambos volteamos a observarlo al mismo tiempo mientras que él sostiene y sacude las baquetas en el aire, concentrado y calculando los ritmos.

Asiento con una sonrisa aliviada en su dirección, dándole la razón y volviendo a la realidad.

Ella se separa de mí, y se encamina hacia el celeste, charlando con él y tranquilizándolo con su vívida personalidad.

Por el contrario, yo reparo en el sitio: el muelle de Liyue. Xinyan suele hacer conciertos en este sitio con regularidad, sin embargo es la primera vez en la que participa con un grupo. A pesar de tener un público reducido, siempre son constantes y se presentan en cada uno de sus eventos.

Cuando la ansiedad regresa a mi, me enfoco con más firmeza en el entorno intentando distraerme. Finalmente encuentro calidez en las luces amarillentas que nos rodean. Palmo con rigidez mis muslos y me posiciono detrás de mis amigos, aquellos preparados para ascender a la tarima improvisada, mientras yo disimulo lo mejor que puedo mi desenfrenado corazón.

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Los primeros acordes marcados por Xinyan indicaron el inicio, las luces amarillentas parecían haberse colocado sobre mi cabeza, pues mi piel se había transformado en distintos tonos dorados. Cada toque en sus cuerdas parecía erizarme en el proceso. Mientras Chongyun abría con los vocales, yo intentaba tomar aire, preparándome.

La batería tomó lugar segundos después, y junto con las habilidades de Xinyan, hacían que la melodía se elevara, pronunciándose única a cualquier otra que se hubiera realizado en la ciudad.

Deja que los ángeles te guíen.ೃ࿔* XiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora