Capítulo 4,5

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Xiao.

No disfruto la música.

No como Bonanus, o cualquiera de los yashkas. Ellos adoran la música, pues fue la misma que nos salvó de la oscuridad.
Me parece dulce cuando ellos tararean ciertas melodías, más no tengo ningún interés en oírlas, pues estas se encuentran enlazadas a ti.
Todavía sin recordarte totalmente, puedo denotar lo tanto que adorabas cantar. No recuerdo el timbre que poseías, pero aquellas letras permanecen grabadas en mis huesos, a pesar de desconocer la entonación de estas.

No disfruto la música, más cuando lo vi en el escenario, algo simplemente cambio. Fue imposible para mi el saber si se encontraba en su voz o en las palabras que recitaba, sin embargo, de inmediato denoté mi piel contraída sobre sí y mi pulso acelerado en tiempos irregulares.

Inevitablemente pensé en ti, puesto que la dulzura y firmeza en aquel hombre parecían ser similares a las que solías poseer. Cuando lo mire de nuevo, lo amargo de saber que nunca volverías me apuñalo sin chistar.

Por más que tu recuerdo perforaba mi sentir, no tuve razón para alejarme del acto, aún si me visualicé a mi mismo dando pasos en retroceso gracias a la impresión, puesto que sus melodías me habían envuelto con facilidad, hipnotizándome a olvidar de todo, o a convertir aquel «todo» en un motor para comprender cada estrofa relatada. Por fin, sentí la electricidad y la emoción recorrer mis nervios, percibía el color en su totalidad y el amarillento de las luces me dislumbró, como quien sale de una estancia hacia la tormenta absoluta. Suspire para ahuyentar las emociones silenciosamente, intentando tranquilizarme. Por eso, imaginarás mi sorpresa; pues tras tanto tiempo, consideré que la próxima vez que derramaría lágrimas, sería el día de mi muerte; o cierto amanecer que marque la perdición de mi alma, condenado a perecer sobre mi karma. No que sería de emoción, de concebir las pulsaciones de mi corazón resonar en mi cabeza. Que se desbordarían lágrimas de plenitud sin ningún tipo de control, de un abrazo tan cálido sin extremidades rodeándome, pues podía apreciar la luz solar en aquella voz extraordinaria. Me revolví nuevamente entre temblores.

Quizás estaba equivocado respecto a los humanos.
Quizás debería agradecer a Bonanus por obligarme a venir.
Quizás debería dejar de llorar.
Quizás debería agradecerle al joven por lo que ha evocado en mi, aún si ni siquiera se percató de mi presencia.
Y tal vez entonces comenzaré a disfrutar la música.

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⏰ Última actualización: Sep 06 ⏰

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