Tras terminar la segunda guerra mundial (1945) Camille una muchacha francesa que sobrevivió a los estragos conoce a Tom, un ex soldado nazi que a cierta vista oculta su verdadera y perturbada personalidad, ella poco a poco va conociendo su verdadero...
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L
a soledad mora en mi habitación, una fría cama pegada a la ventana que reflejaba la oscuridad de la noche. Por más que intentaba no lograba dormirme, me gire muchas veces y la cama aún seguía fria, ya me había acostumbrado a este tipo de sensaciones vacías , muertas..
De pronto escuchaba susurros, gritos, tape mis oídos y cerre mis ojos muerto de miedo.
« — ¡Quedan sobrevivientes mi capitán!. ¿Que haremos con ellos?.
— Matenlos a todos. — esa autoritaria voz que me atormentaba.
Mire alrededor y habían mujeres abrazando con tristeza a sus hijos, estos estaban cubiertos de mugre y con clara desnutrición, sus ojos brillosos casi que implorando piedad. Tome mi rifle y apunte hacia una señora que no tardó en cubrir con su cuerpo a su hijo.
— ¡Hazlo rápido, pedazo de inútil!.
Con las manos temblorosas coloque un dedo en el gatillo y tiré de este acertando una bala a la mujer, callo muerta de una, su hijo grito asustado mientras imploraba en un idioma que no comprendía para nada.
También le disparé al niño y seguido de el mis compañeros comenzaron un tiroteo matando a todos los supervivientes.
— Thomas, te falta coraje muchacho — palmeo levemente mi espalda.
Mire mis manos dejando caer el arma, ya no eran las calidas manos que mi madre decía que tenía, ahora eran callosas y repletas de sangre. La oscuridad invadió mis sentidos, estaba rodeado de muerte y destrucción sin señales de vida alguna en un campo carente de vegetación. En tiempos de oscuridad había una luz al finalizar el túnel y eran los pequeños e insignificantes momentos que pasaba con mis compañeros, aquellos momentos en los que bebiamos ron y whisky hasta embriagarnos. Yo era el más callado del grupo tan solo era un simple muchacho que no quería estar allí.
— Te hace falta una buena mujer que te quite lo torpe — Todos reían y bromeaban mientras que yo sonreía torpemente y trataba de tomar aunque sea un poco , solo para encajar — ¿Que te parecen unas buenas tetas para morder?.
Claro que llego un momento en el que yo perdí toda vergüenza y torpeza, era un hombre atrapado en el cuerpo de un muchacho.
— La puta me rogó que parará, pero solo era una sucia judía — Reía está vez yo contando mi anécdota. — La cogí hasta el cansancio.
Dije sin tomarle importancia, apagué el cigarro que tenía en mi boca y simplemente bote la colilla. Ya se estaba apagando la única llama de humanidad que tenía, era un nazi de pies a cabeza y no solo metafóricamente. Pasé el resto de mis dias en los campos de batalla luchando por llevar a el dictador de Hitler a la victoria. Mire a mis amigos morir y cuando creía que era la hora de acompañarlos no se cumplía el objetivo.