capitulo 3

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Pasé todo el día de aquí para allá, ya me dolían las piernas, andaba estresada y con ganas de morirme y para completar hacía un calor terrible.

Por un lado estaba la señora Rosi, una ancianita de lo peor, se quejaba por absolutamente todo.

- ¡No entiendo porque muchachitas como tú tienen que estar aquí atendiendo! - dice mientras se queja por la falta de atención que le estoy dando. Siempre es lo mismo - ¡Le dije que hiciera el corte en vertical!, ¿No vez que me diste puro hueso?.

¿Acaso me ve cara de carnicera?

- Señora, el corte no lo saqué yo, ¿entiende?, yo solo tengo un trabajo y es entregárselo - volteo los ojos arta, solo la oigo hablar y hablar hasta mas no poder.

Está señora no se cansa, si tanto se queja de nuestro servicio ¿porque no compra en otro lado? Y yá. Estoy que exploto.

- ¡Niñata mal criada!, tu padre debería inscribirte en un reformatorio - por eso nadie la quiere.

- ¡Dios!, señora, escuché si tanto le molesta porque no simplemente me entrega la bolsa y se va a comprarlo para otro lado donde si lo corten como a usted le agrade - no debo alzarle la voz a los mayores pero, ¡Está vieja me tiene hasta el orto!.

- ¿Sucede algo?...

Desvíe mi vista de la señora y miré a ¡Tom!, todo mi mal humor se esfumó de inmediato.

La señora no tardó en descargar todas sus quejas con el y diciéndole hasta lo malo que era mi comportamiento y haciéndose la víctima, mi padre me había dicho que no discutiera con la vieja pero se me es imposible no hacerlo.

- ¡Está niñata es una mal educada!. - dijo mirándome de reojo. Yo rodé los ojos y me cruze de brazos.

- Lo entiendo mi señora, puedo cambiarle el corte si usted lo desea - dijo lo más serenó posible haciendo que mi corazón latiera a mil.

- oh muchachito, deberían existir más jóvenes como tú y así de apuestos - sonríe la vieja muy hipócrita. - todas las chicas deberían estar locas por tí.

Definitivamente.

El ríe levemente provocando un rubor excesivo en mis mejillas, mire con disimulo mis uñas para no ser tan obvia.

- Déjelo así muchacho, iré a mi casa a descansar - ella toma su abrigo que lo había aventado prácticamente a mi cara.

- adiós señora.

Rodé mis ojos y le hize mofa a la insoportable vieja que solo quiere llevarle la contraria a todo el mundo y especialmente a mi, me odia.

El dirige su mirada hacia mi provocándome mucho más nerviosismo mordi internamente mi lengua para controlar mi notable rubor y solo centrarme en mis dientes haciendo presión en mi lengua.

SOMBRAS DE GUERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora