𝐄𝐥 𝐛𝐮𝐞𝐧 𝐏𝐫í𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞

212 20 239
                                    

- Lo soy... lo soy, yo soy... Alemania- Yo lo soy.... No el- El no... no lo es- El no- Nunca lo fue-...¡ Nunca lo fue¡ El no lo es-...¡ NO LO ES- NO LO ES¡ NO LO ES¡ 

Sus emociones se desbordaban, su voz se elevaba violentamente de un momento a otro y luego caía hasta ser murmullos débiles y tristes que se perdían junto a sus risas que sonaban huecas, llenas de decepción más que de alegría. 

Alemania temblaba de miedo, de ira, llorando silenciosamente y pasando sus lastimadas manos por su rostro, los bordes de sus ojos estaban rojizos, su boca estaba abierta en una muñeca de oscuro dolor silencioso. 

Queria su hogar... 

Queria a su madre... 

Quería... acabar con esto-

Alemania: Por qué... Por qué....- Estoy aquí- 

Al no recibir respuesta apretó los puños y con un grito de encarnizada frustración y violencia le arrojo una botella llena de agua contra la cabeza al hombre que iba frente a él, el líquido se derramó en la arena y detuvo el caminar de aquel tipo.

Alemania: DIJE ¿POR QUÉ MIERDA ME HA TRAIDO? 

El niño carecía de toda habilidad física, años de mimos y cuidados lo hicieron un niño bastante débil, pero en ese momento todo lo que sentía era maldita rabia, todo lo que sentía era la más grotesca de las iras inundarlo, sus ojos estaban empañados de lágrimas y todo lo que sentía era odio... rabia... una tristeza tan grande que todo lo que quería matarlo o morir. 

- ... No podía irme...- 

Alemania: ¡¿QUE DEMONIOS TENGO QUE VER CON ESO?! 

El niño le arrojo violentamente todo lo que encontró a su alcance, el hombre de traje oscuro se la dio la vuelta con lentitud, recibiendo cada golpe con oscura calma, pero sus hombros parecían decaídos... 

- Nunca podría haber salido de aquí, no sin ti jodido niño mal agradecido....

Alemania abre ambos puños, sintiendo que la ira apretaba su garganta y no lo dejaba ni respirar ni pensar una jodida mierda...- 

- Nisiquiera recuerdo cuando empezó a vagar por estas malditas arenas...Antes este desierto hecho de ruinas era una hermosa ciudad, Cottbus...

Alemania imagina que todas aquellas rocas grises y escombros repartidos por todos lados se erguian de repente, imagina que el suelo era gris y metálico, no arena rojiza y naranja que entorpecía sus pasos. 

"En el día, por mucho que lo intentaría, era imposible escapar..." 

Aquel hombre grabó el sonido de miles de patrullas de soldados tras él, como un grito por ayuda, grabó ser atrapado, ser arrastrado de nuevo hasta el maldito Tercer Reich. 

"Llevo casi cinco años dándome cuenta que era imposible..."

Salvador se quemó, se colgó, se sumergió en el agua, su cabeza se metió en la arena, su espalda se azotó, sus tobillos se rompieron... 

No recordaba ni una sola vez que su vida fuese algo más que torturas, no recordaba ni un solo momento de descanso, que de su boca no saliesen gritos de odio, llegó a odiar estar vivo... busco la muerte... 

"Por unos meses realmente saque de quicio a tu padre, con la esperanza de que finalmente me matará. "

Salvador era un amasijo de carne magullada tirada en el suelo, Reich lo alejo del sol, lo encerró en un pequeño sótano en completa oscuridad por quien sabe cuánto tiempo, ahí juro matarlo... Lo mataría, no importa cuánto tardaría... Lo mataría

El viudo, el perdido y el RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora