Los peligrosos deseos
Alastor
—Y bien, cómo es que un señor cómo tú acabó trabajando en la radio —la mujer que tenía enfrente me había comentado una dolorosa y fuerte historia de vida... Y supuse a mi favor que quizás era momento de que yo también me abriese de tal manera ante alguien. Primero, porque nunca antes lo había hecho y, segundo, porque me sería más fácil iniciar mi juego.
—Bueno, mi familia siempre me creyó un extravagante debido a mi gusto por lo anticuado. Eran comerciantes de clase media, tampoco podía pedirles demasiado... Muchas veces me trazaron bromas y desarrollé un cierto rencor hacia ellos... —tomé un sorbo del Whiskey—. De haber sabido que los perdería de la manera más impensada posible, hubiese intentado ingerir todo con un poco más humor.
Su expresivo rostro se tornó en preocupación, así que continué antes de que me interrumpiese con sus disculpas. No era una mujer débil, empero sí muy complacedora con el resto. No lograba descubrir si lo hacía a propósito o no... Esa característica podía dar muy buenos resultados si se lograba explotar cómo se debía.
—Siempre me intrigó el bosque y, para darme el gusto, fuimos a festejar mis diecisiete años al más cercano... —sentí a mis labios resecarse por lo que procedí a humectarlos con mi saliva—. Nos encontramos con unos cazadores persiguiendo una manada de animales y estos no tuvieron mejor idea que pasar sobre nosotros.
El solo recuerdo me generaba escalofríos... Hasta que recordaba cómo me desquitaba de esas pesadillas y se me pasaban todas las malas sensaciones. Cuando lo liberaba a él, era yo.
—Yo fui el único que sobrevivió a la estampida y me pusieron en un orfanato. Por supuesto, nadie siquiera se interesó en adoptarme por lo que esperé pacientemente hasta mi mayoría de edad mientras estudiaba todo lo que podía sobre el mundo del entretenimiento. Apenas pude, me dispuse a encontrar un trabajo en el área. Al principio era el chico del café, pero pronto les hice notar mi habilidad para hablar y me ascendieron de puesto hasta que el dueño murió y me encomendaron a mi seguir con "el imperio" —realicé las comillas con los dedos y noté a su mirada perderse en mi vaso.
—Tu jefe... —tamborileó los dedos sobre la mesa en clara señal de estar pensando—. ¿Teodoro Scott?
Asentí despacio.
—¡Recuerdo el caso! —un inexplicable brillo cruzó por sus ojos—. Fue el primero en el que pude presenciar cómo se estudia una escena del crimen en persona.
—Yo justo estaba de vacaciones. Recibí una carta urgente que me pedía mi presencia de inmediato en la ciudad —agregué el innecesario dato tan solo para escuchar mi voz. Me encantaba.
—Wow, qué increíbles coincidencias, ¿no? —ella se cruzó de brazos—. Es el primer nombre de la lista del ciervo.
—No creerás que está detrás de la gente de la radio, ¿o sí? —elevé el vaso con un tembloroso movimiento.
Pareció que mi accionar le generó risa puesto que casi escupe el dorado líquido. Unas gotas rebeldes se escaparon por la comisura de sus labios y me apresuré a tomar un pañuelo para quitárselas del medio.
—Gracias —su tono no era de sorpresa, más su rostro no pudo evitar tornarse abochornado—. Y no, no creo que vaya a por ustedes, pero si te hace sentir más seguro, puedo recomendarte a unos... compañeros que podrán ser tus guardaespaldas.
—De hecho, querida, me quedé pensando en cómo te encontré anoche en la comisaría —me incliné ligeramente sobre ella—. Y sé que quizás es muy precipitado ofrecerte esto ahora, pero...
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El Asesino Del Ciervo (Completa)
FanficNueva York, 1932. La ciudad que nunca duerme se encuentra acechada por un asesino en serie cuyo rastro de muerte ha dejado a la policía y a la prensa desconcertadas. Conocido como "El Asesino Del Ciervo" por la macabra costumbre de disponer los órga...