ANW| donde candy díaz-rivarola descubre su verdadero yo entre comedias musicales y batallas de grupos
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donde un mundo nuevo se asoma en la vida de candy cuando dos nuevas personas vienen desde el sur.
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•°✧ ✧°• Atrevimientos y Negaciones •°✧ ✧°•
El silencio al entrar a la casa no era algo ajeno, antes de que Antonella y Facundo se mudaran a la residencia de los Diaz-Rivarola, siempre era así. Candy llegó a su hogar agotada, pero intentando no hacer notorio el hecho de que tenía un conflicto interno. Esa mañana no había podido hablar con Aldana acerca de Bruno y lo que le había dicho, por lo que estaba aún más frustrada.
Sin embargo, al entrar a su casa sonrió al ver a su papá sentado en el sofá de la sala.
—Hola, pa —saludó mientras pasaba de largo hacia las escaleras.
Silencio.
Candy se detuvo en seco y en su rostro se dibujó la confusión, lentamente volteó para ver a su papá, que no se había movido de su lugar.
—¿Papá? —se acercó con cuidado, analizando su estado.
La mirada del mayor estaba perdida, ni siquiera dio señales de estar escuchando cuando Candy pasó sus manos por frente de sus ojos.
—¡Pa! —elevó su voz, sobresaltandolo.
Leandro salió de su trance y miró a su hija, que lo observaba esperando una respuesta.
—Ah, Candy —dijo, pero no sonrió ni por asomo—. ¿Cuando llegaste?
—Literalmente recién, papá —la azabache hablo aun viéndolo como si estuviera loco—. Te salude como diez veces, pa. ¿Qué te pasa?
—¿A mi? No, nada, ¿que me va a pasar? —intentó estúpidamente tranquilizarla.
—Papá —enarcó una ceja, cruzándose de brazos.
—Bueno, está bien —suspiró pesadamente—. Vamos a hablar, pero tenes que prometerme que vas a estar tranquila. Yo me acabo de enterar.
—Me estás asustando —la expresión de Candy cayó mientras se sentaba junto a él—. ¿Qué pasó?
El mayor se tomó su tiempo para hablar, pensando profundamente como darle la noticia. Aquella noticia de la que se acababa de enterar y de la cual ni él sabía aún cómo reaccionar.
—No es grave, pero si es algo que no me esperaba —comenzó, la menor asintió, escuchando lo que decía—. Hace un rato Blanca vino hasta acá y estaba un poco alterada, me dijo... me dijo que está embarazada.
El color abandonó por completo la cara de Candy, que sintió como si estuviera más débil.
—¿Qué...?
—No es seguro, pero tenes que saberlo antes de que te enteres de otra manera —continuo—. Mañana vamos a hacer unos estudios en mi clínica, para corroborar todo.
—¿No le crees? —Candy observó a su papá, preocupada le quedaba corto a lo que estaba sintiendo—. ¿Pensas que puede estar mintiendo?
—No se, la verdad no se que creer —negó—. Es todo muy confuso, y me dio la noticia como si no fuera algo importante. Pero más allá de eso, quiero asegurarme de que esté todo bien.
