El karma

15 5 8
                                    

Ya me lo temía, y ahora hay consecuencias. Y no me agradan. Mi castigo, una semana sin móvil, limpiar TODO incluido el coche y salir cuando ellos me pidan, porque claro, no me iban a castigar sin salir de casa, eso ya lo hago.

Después de la charla que me dio mi madre y de haberme inventado una excusa, fui a mi cuarto y me asomé a la ventana, se puede ver la moto y la rueda desinflada. Sonrio.

Ahora no me voy a deprimir, estoy demasiado entusiasmada queriendo ver la cara que pondrá Ryan como para llorar.

Duermo pocas horas pero no me importa, voy corriendo a la ventana y espero a que salga. Ya es por la mañana y hoy no voy a salir a correr, solo por ver como reaccionará.

Lo veo salir por la puerta y dirijirse hacia la moto, se para un momento y se agacha delante de ella. Empieza a pasar las manos por la rueda intentando saber que pasó, se para en la válvula y la revisa.

Levanta la mirada y se encuentra con la mía, paro de reírme. Se notan todas sus ganas de matarme y yo de morirme. No la habré cerrado bien? Me pillo por eso? O es que me oyó reírme? Como mi orgullo no me permite huir, le saco el dedo del medio.

- Eso por casi atropellarme! - grito, y me meto dentro lo más rápido que puedo.

Mis padres aún no se despertaron, pero así es mejor, no quiero que hagan ahora el papel de enfadados. Ni tampoco me apetece verlos.

No tengo el móvil para entretenerme, y tampoco me quiero acercar a Ryan, ese me podría matar hasta con la mirada. Tampoco quiero limpiar el coche, por lo que lo dejaré para la tarde.

No sé por qué nunca me apetece hacer nada, cada vez tengo menos ganas de existir y aún así me obligo a mí misma a seguir con la rutina. Y por si fuera poco ahora esta Ryan para molestar más en mi vida.

Como hoy no salí a correr, decido comprarme un cruasán para desayunar y despejarme un poco. Me preparo y bajo sin hacer ruido, una vez fuera voy a la panadería que hay en la siguiente calle y espero en la barra.

- Buena la que me hiciste antes - oigo detrás de mí.

No, dime que no, esa voz no.

- Hola Ryan - digo al mismo tiempo que me giro para mirarlo.

Que hace aquí, me habrá seguido?

- Hola? Que manera tan rara de disculparte.

- No me estoy disculpando, te la merecías - respondo entrecerrando los ojos - Que haces aquí ?

- Me han mandado a por una barra de pan, que, es ilegal acaso? - me dice con una sonrisa sarcástica.

Ruedo los ojos y cojo mi cruasán, me apuro al salir de la panadería y me fijo en que no me siga.

Sigo sin fiarme mucho de él, por eso no le creo. Por que?

Primero; la primera vez que nos vimos, apareció detrás de mí de la nada, en mi casa, sin decirme nada, y lo primero que hizo fue apartarme.

Segundo; casi me mata, con su moto, por no saber ir despacio, y aún por encima se burló.

Y lo peor es que cuando se enfada no dice nada, solo pone su mirada asesina, haciendo que dé más miedo. Tampoco sé nada de él, casi nunca habla y siempre me mira mal. Normal que no me caiga bien. Lo odio.

Entro en casa lista para hacer mis ejercicios diarios, pero vigilando para esquivar a mis padres. Laila salta hacia mí y yo la cojo en el aire, la única que se preocupa cuando vuelvo.

Subimos arriba y me encuentro con Daphne, le acerco a la perrita para que le dé un beso y ella sonríe.

- Que tal ayer con tu misión ? - pregunta.

Sigue conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora