Capítulo 4: Te extrañé

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Amanda.

Hasta este momento la soledad de la ciudad me inquietaba un poco. Aunque era liberador y te hacía sentir cierto aire de grandeza porque tú eras de los pocos que seguía con vida, daba mucho miedo.

-Estamos bien, solo, mantengamos un perfil bajo y adentrémonos a la ciudad.

Caminábamos con nuestras bicicletas en silencio, Gabriel me observaba de reojo, y yo lo imitaba. Cómo si tratáramos de comunicarnos con la mirada, al final yo solamente le saqué la lengua. Me observó confundido al principio antes de reír suavemente.

-¿Estás segura? -susurró Alex a mi lado, yo asentí.

-Tú estás perdiendo tu derecho a opinar desde que quisiste liberar a un preso -exclamó Dariush. Yo sonreí con cansancio escuchando sus palabra. A decir verdad, no quería darle la razón, pero si fue algo muy estúpido.

Alex solo se quedó callado un momento, obviamente nunca fue su intención hacernos daño, al contrario él quería ayudar a alguien más.

-Lo lamento.

Todos nos quedamos callados un momento, me detuve y lo miré con atención. Zhen-Zhen, quien había mantenido la mirada sobre el suelo, lo miró apenada.

-No hay nada que lamentar, el ambiente se sintió horriblemente incómodo desde que salimos de la comisaría -declaré sonriendo con cansancio. Quice reconfortarlo, pero la verdad aún sentía mucho miedo de recordar ese preso.

-Quisiste hacer lo correcto, es lo importante -agregó Gabriel.

-No te mortifiques, los dos nos equivocamos -Zhen-Zhen apoyó su mano sobre su hombro, mirándolo con atención y Alex le devolvió la mirada.

Mi ceño se frunció levemente por sus palabras, recordando la actitud que ella había tomado antes de de salir de la comisaría. ¿Ella se sentía mortificaba porque se equivocó?

Aún así, no pude especular más en mi mente cuando escuché la voz de Gabriel, sentí como daba un paso más hacia mí y su hombro chocaba contra mi espalda. Su cercanía no me desagradó.

-¿No tienes nada que decir, Dariush? -insinuó Gabriel. Me encantaba, siempre llevándola contra Dariush.

Nuestro amigo se quedó callado al principio mirando en otra dirección. Obviamente era obstinado, pero no lo culpa. Supongo que fue el más alterado porque Alex quisiera liberar a un loquito.

-Mira, hiciste algo super estúpido, pero... Todos se equivocan y eso... -murmuró sin verlo.

Alex si lo estaba viendo, pude ver cuando tenía una pequeña sonrisa en sus labios. Mi mano se apoyó sobre su hombro acariciándolo con cuidado.

-Todo está bien, ¿De acuerdo? -susurré. Alex volteó a verme inseguro. Había visto de primera mano lo ansioso que era, y debe sentirse muy culpable por haberse equivocado.

Sonreí suspitando, acercándome para darle un abrazó. Su mano se apoyó en mi espalda, sosteniéndome con fuerza, no con cariño, si no tensó. Como si estuviera dejando salir algo.

Al pasar de unos segundos nos volvimos a alejar, y seguimos caminando un poco más tranquilos. A decir verdad, yo también necesitaba ese abrazo.

Extraño a Jonh, extraño a David. Ellos tal vez no me habrían abrazado con cariño, pero me habían reconfortado con sus bromas hasta sacarme una sonrisa.

-¿Todo bien?

Mi cabeza giró hace mi costado derecho, notando a Gabriel curioso. Yo sonreí, y asentí con la cabeza.

Campamento En El Fin Del Mundo | GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora