Capítulo 6

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23 de mayo del 2022

Baje por las escaleras rezando porque Amelie no notará mis ojos hinchados (resultado de la noche anterior). Ella ya estaba en el jardín, de espaldas, y sentada en una mesa amplía blanca con seis sillas. Salí a través de las puertas corredizas que había donde los sofás.

— Bueno, Hannah pásate más tarde. — Ella colgó la llamada en cuanto me vio. — Buenos días, ¿qué tal has dormido?

—Genial. — Mentí, no había podido dormir hasta las dos de la mañana y aun así me había levantado temprano para arreglarme, y bajar aquí. — La cama es muy cómoda.

—Me alegro, cielo. ¿A qué esperas? Siéntate y desayuna conmigo. — La mesa estaba llena de comida como fruta, tortitas, galletas y garras con distintos zumos.

— Vaya, todo esto tiene muy buena pinta. — Comenté mientras comía una uva.

—Lo ha preparado Abigail, la mujer de Will. Ahora en cuanto vuelva de la compra te la presentaré. — Me informo. — Por cierto, me encanta que te hayas puesto la falda que compramos ayer.

—Gracias, supongo — Le sonreí, Amelie aún no me había dicho nada acerca de los ojos, aunque, quizás no lo había notado al estar pendiente del móvil.

Desde donde estaba sentada podía ver todo el jardín. Cerca de donde estábamos, volvía a ver sofás con algo en el centro de color negro.

— ¿Qué es eso negro? — Pregunté para quitarme la curiosidad.

Amelie alzó su mirada del móvil y miró hacía mi izquierda.

— Oh, eso es una chimenea. Thomas la quiso poner dado que la de dentro es de decoración. — Explicó volviendo al móvil. — Cariño, ahora vengo, tengo que hacer una llamada. — Asentí.

En cuanto se fue, vi la piscina que estaba detrás de ella, cuyo alrededor estaba con unas cuantas tumbonas. Más adelante había un desnivel con unas escalera cubierto todo con marmol, ahí había un montón de árboles y flores.

— Ya estoy de vuelta. — Amelie se volvió a sentar enfrente mio.

— ¿Qué pasaba? — Se quedó un tiempo callada.

— Nada, Thomas me ha llamado para decirme que la reunión se atrasaba y que no podría venir a comer.

— Pensé que tú eras la que tenía que hacer la llamada. — Tenía la sensación de que me estaba mintiendo, pero no iba a decir nada.

—¿Eso te he dicho? — Afirme con la cabeza. — Me habré equivocado, lo siento, cariño. — Esta vez, me miró a los ojos, por su cara ya se había dado cuenta. — ¿Has estado llorando?

— Eh, no...bueno sí. — No valía de nada mentir.

—¿Y eso por qué? ¿Echas de menos Colorado? — Se le notaba preocupada.

— No, creeme que no. — Negué en seguida. — Es por otra cosa.

— ¿Es por un chico? — Soltó.

"¿Cómo lo supo?"

— Sí. — Dije con reticencia. — Él y yo terminamos el mes pasado, bueno él terminó conmigo. — De nuevo las lágrimas volvieron a estar presentes a pesar de que no quería llorar.

Amelie se levantó y me dió un abrazó.

— Oh, Zaira. — Exclamó Amelie

—Lo siento, no quería llorar... es solo que me duele mucho como acabó todo. — Amelie me limpió una lágrima de la cara.

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