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𝐁𝐈𝐋𝐋 𝐊𝐀𝐔𝐋𝐈𝐓𝐙:





Después de la espectacular noche junto a Tom, pude sentirme mucho más cómodo y alegre con su compañía. El haberme cortado frente a él fue como dar un paso al vacío, deseando que la caída no fuera dolorosa. Sin embargo, fui recibido por una sensación cálida de paz y esperanza, algo reconfortante.

Aunque era obvio que después de varios días hablando y bromeando, Tom no se echaría para atrás con la amistad, aún así no pude evitar sentirme verdaderamente feliz. Tom es como la persona que no sabía que necesitaba. Suena raro, pero es la verdad. Tom es justo como esperaba que fuera mi amistad con Larry: despreocupado por mi salud mental y física, solo apoyándome con su silencio y sin mostrar interés en tocar el tema de las autolesiones. Solo hay bromas y sarcasmo cuando el tema sale a flote.

Para mí, esta amistad vale la pena. ¿Quién diablos quiere a un idiota fastidiándote y preocupándose por ti todo el tiempo? Prefiero tener a alguien mentalmente sano cerca de mí, y yo ni me acerco a eso. A este paso, estaré más cerca de ser un problemático "suicida" antes que un ser "normal". Pero hey, a mí no me importa. Si termino con solo dos amistades, me conformaré, con tal de que ninguno se preocupe por mi bienestar.

—Hasta luego ma. —Me despedí de Simone con una gran sonrisa, luego de desayunar y alistarme junto a Tom. Me encontraba preparado para irme a clases. —Nos vemos en la tarde. — La abracé con fuerza.

Simone sonrió alegre. —Hasta luego, fue un placer conocerte Tom. — Le dio la mano a Tom, quien la estrechó gustoso.

—El placer fue mío, gracias por recibirme. — Dijo Tom antes de marcharse junto a mí a la escuela.

La caminata junto a Tom fue invadida por risas y burlas sobre lo acontecido en la noche anterior. También hubo quejas intermedias sobre el ardor que estaba experimentando y pequeños momentos de reflexión e inquietud por parte de Tom. De vez en cuando, él preguntaba sobre el dolor en mi brazo o cómo sería el resultado final. Sus preguntas eran un poco invasivas, pero no tanto como para molestarme. Sus preguntas son como las de un niño pequeño que siente curiosidad por el inhóspito mundo que lo rodea, inocentes y llenas de temor.

—Algún día me cortaré tu nombre — Murmuré rompiendo el silencio que se habría formado. La idea no era la mejor ni me entusiasmaba como la anterior de tatuarme su rostro en mi piel. Esto era más como una forma de buscar alguna reacción de Tom.

Tom me miró con duda, y su respuesta se manifestó en una mueca: —Creo que ya no hace falta, ya quedó muy claro que estás enfermo. — Bromeó dándome un pequeño golpe con su codo. —Además, no vale la pena. Sabes que pronto iremos a la playa, así que no sería conveniente que mi nombre esté en tu brazo. Ya es mucho con mi rostro.

Incliné la cabeza confundido. —¿Te molesta que tenga mis cortes expuestos? — Rápidamente subí la manga de mi chaqueta, comenzando a balancear mis dedos entre las vendas que, al no estar muy apretadas, se arrugaban, tratando de quitarlas.

Tom negó escandalizado, como si se hubiera dado cuenta de que de alguna forma la había cagado. —No, no, para nada. Eso no fue lo que dije, pero me da igual. Lo decía de broma. No me importaría que un día llegues con una pierna rajada con mi nombre o si lo muestras a todo el mundo. Es una forma de demostrar nuestra amistad, ¿no? — Nervioso, desvió su mirada al suelo.

—Uhmm..., igual, tampoco lo pensaba hacer. Creo que eso sería pasarse un poco. — Bromeé pasando mi brazo por sus hombros. Hice una pequeña pausa. —Aún no somos novios, así que no tendría sentido hacerlo. — Una risa llena de una emoción fingida salió desde el interior de mi garganta. Tom rápidamente fue contagiado y me dio una sonrisa burlesca.

I'm so sick [𝐓𝐨𝐥𝐥]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora