Capitulo 6 - Remontada de autoestima

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El autoestima de Karen seguía baja a pesar de que yo la intentaba animar con comida y diciendole cosas lindas sobre su persona.
Pero de la nada ella comenzó a ver videos en TikTok de chicas gordas que criticaban los estándares de belleza y mostraban confianza. A su vez, ella se dio cuenta de que ser gorda no la hacía menos atractiva. Cada vez que veía esos videos, una chispa se encendía en sus ojos y sus hombros se elevaban un poco más. Se empezó a sentir orgullosa de su cuerpo y de quién era.
A mí en lo personal, esos vídeos me daban cringe, pero como a ella le hacían sentir mejor, no le decía nada. Ahora era una gorda que se creía inalcanzable, pero era mi gorda, así que no me molestaba.

Y siguieron pasando los días, con cada bocado que engullía, el peso de Karen seguía aumentando. Su cuerpo se llenaba más de grasa a diario y sus lonjas se notaba más y más.
Pasaron 3 meses, y ella rápidamente subió de 125 kg a 145 kg, esto por que los vídeo que veía le hicieron creer que estar así de gorda era lo ideal y se dejó llevar, comenzo a comer mucho más que antes. Su autoestima había salido de su estado más bajo y ahora se sentía más hermosa y deseable que nunca. Me gustaba decirle que tenía más alto el ego que el colesterol.
Para mí cada que ella subía de peso me gustaba más y más, así que siempre fue una mujer deseable para mí.

Un día que fui a su casa, le mandé un mensaje para que saliera a abrir la puerta, se tardó unos 10 minutos en salir y cuando por fin lo hizo estaba un poco agitada y me dijo:

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Un día que fui a su casa, le mandé un mensaje para que saliera a abrir la puerta, se tardó unos 10 minutos en salir y cuando por fin lo hizo estaba un poco agitada y me dijo:

- *Respirando muy hondo*, Perdón mi amor *jadea*, estaba acostada en la cama comiendo y *jadea otro rato*... Cuando ví tu mensaje quise levantarme para salir por ti, pero por mi peso ya me es difícil levantarme, estoy bastante pesada... *Se detiene y respira hondo*, rodé en la cama como pude para dar la vuelta y poder levantarme apoyándome de la cabecera... *eructa*... Perdón , estaba comiendo...
- Valla, pensé que estabas en el baño y por eso te tardaste, y ahorita que me estabas contando, pensé que te me ibas a ahogar, respiras muy hondo, ya hasta para hablar te cansas mi amor.
- Si... *respira hondo, traga saliva y tose* ya me canso de eso también... *Se deja caer contra mi*
- *La detengo con dificultad*, Oh... mi amor... párate, estás muy pesada... No puedo cargarte ya, *Casi se me caen las cosas que le traje de comer*.
- *Se ríe mientras respira hondo* jajja, ¿que ya no tienes fuerza para cargar está gran cerdita?...
- Si tengo, pero pronto ya no será suficiente, voy a empezar a ejercitarme para tener más fuerza y cargarte.
- *respira hondo*, Si, pero si sigo aumentando de peso, se te seguirá haciendo difícil , *respira hondo*...
- Pues entonces ya no te dejes caer sobre mi cuando estamos de pie, mi amor *le doy un beso en la frente*, vamos adentro, te traje un pollo y maruchan.

Pasamos a su cuarto, el cual estaba hecho un desastre por la cantidad de envoltorios de dulces,  envases de refresco, contenedores de comida y platos sucios. Ella traía puestas unas bragas y un top, los cuales ya le apretaban un poco, debía comprarle ropa nueva otra vez.(Ya estaba un poco fastidiado de tener que comprarle a cada rato).
Decidí limpiar su habitación mientras ella comía. Y tan pronto como comencé, ella comenzó a devorar el pollo y las maruchan que le había preparado (ya tenía que hacerle 5 Maruchan, si no lo hacía, ella sentía que era poco), todo esto mientras tomaba un jugo de piña colada que tanto le gustaba.
Cuando ella terminó de comer se me quedó viendo y le dije:

-¿Que pasa mi amor?
- El postre... sabes que sin el postre no estoy satisfecha...

Entonces fui a una panadería que quedaba cerca de su casa, le compré una caja de donas y se las lleve:

- Aquí tienes mi amor.
- ¡Gracias!, que rico, donas...

Se las devoró rápidamente y en seguida se tumbó en la cama, la cual rechinaba mucho ya por su peso, pero aún aguantaba. Le pregunté si tenía más hambre y cuando la voltee a ver ya estaba dormida, fue muy bello verla ahí tirada, súper llena después de comer.
Me acerque y empecé a masajear su panza y su gordo cuerpo. Ella respiraba muy ondo mientras dormía y de vez en cuando roncaba. Yo ya me tenía que ir, ya que al día siguiente trabajaba, así que me fui sin despedirme, ella estaba completamente dormida.

Entre más gorda más hermosa se veía. Seguí alimentándola como ese día, pero cada vez más. (Ya me dolía la cartera, pero no me faltaba dinero, podía seguir alimentando su gran cuerpo).

Diario de un feederDonde viven las historias. Descúbrelo ahora