-No puedo hacerte esto.
Izana no quiere dañarte.
Al recordar tu declaración mientras se encontraba sentado en su oficina, acaba de darse cuenta que no estaba bien todo esto, o no lo era para tí.
A pesar de si sentir ese apego
a tu persona, ese sentimiento
de amar, no estaba seguro si
estuviera listo para ir en serio
contigo.¿Cómo iba a ser un novio digno
de tí teniendo tantos traumas?Y para alguien como Izana, lo mejor que podría hacer por tí era alejarse en esos momentos. Ahora que no es tarde.
Sostenía su celular, en el cual veía una foto tuya. Él no tenía otro amor, uno pasado. Eras tú y nadie más.
Era escoger entre ser feliz o tu seguridad, ambas opciones rodaban por su mente durante horas. Ni siquiera pudo concentrarse del todo en la reunión de emergencia que tuvo con los ejecutivos de Tenjiku. Eso todos los notaron.
Pero tú lo habías aceptado con todo y sus defectos ¿No? No te fuiste de su lado ni siquiera cuando te enteraste de la existencia de Tenjiku ¿Verdad? Por lo contrario, te acercaste más a él, te sentías feliz con él.
Y para alguien tan rota como tú, que no dejaba que nadie viera el dolor detrás de su sonrisa, el sentirse amada sobre todo por la persona que tú amabas era realmente hermoso. Le habías enseñado a Izana, un chico notoriamente inestable, a luchar contra sus lágrimas, le habías enseñado a sonreír de manera genuina, incluso a ser un poco más amable.
En medio del dolor le habías abrazado, sacaste sus lágrimas y le ofreciste tu amistad, no había en el mundo otro lugar en el que él prefiriera estar que no fuera contigo.
Quiso ser egoísta. Egoísta por primera vez tratándose de tí; él se encargaría de protegerte, de dar su vida por tí de ser necesario. Él te amaba con locura, y al fin tenía la oportunidad de demostrarlo.
-Pero... No hay nadie más que tú.
.
.
.
[...]
.
.
.
Al platicarle la situación a Kakucho, su amigo le recomendó platicar de eso contigo.Le obedeció solo porque no veía la hora de verte otra vez y volver a pasar tiempo contigo, solo había pasado un día pero le pareció eterno.
Tú por otro lado, te encontrabas caminando de regreso a casa, estabas en el supermercado comprando algunas golosinas que te provocaron. Caminando tranquilamente por las calles oscuras de la ciudad, a esa hora se acostumbraba ver autos pasar como si fuera de día, personas que solo piensan llegar a la comodidad de su hogar.
Ese día no habías ido al trabajo porque una compañera se ofreció a cubrir tu turno, devolviéndote el favor que le habías hecho el fin de semana, así que solo estuviste un rato en tu casa y otro rato en el parque más cercano.
No habías hablado con Izana en todo el día, al pensar en el momento que tuvieron por esas horas la noche anterior te sonrojaste un poco y sonreíste sin querer. Algunas personas se te quedaron viendo un tanto extraño al ver que comenzaste a sonreír de la nada pero poco te importó.
Tú sabías en qué estabas pensado, los demás que se jodan.
Al faltar solo una cuadra para llegar a tu casa, te buscaste en tus bolsillos las llaves, apresurando un poco tu paso. El invierno se estaba haciendo presente y el frío poco a poco te arropó; solo querías darte un buen baño para luego acurrucarte en tu cama para ver televisión. Tal vez le escribirías a Izana para ver qué tal su día, y quizás hablar sobre lo sucedido.
Claro, no contabas con que el chico había entrado por una ventana y te estuviera esperando en la sala, sentado cómodamente en tu sillón.
-¡PUTA MADRE! -Gritaste apenas lo viste, él tenía una sonrisa risa tranquila en su rostro, ni se inmutó ante tu reacción- ¡¿QUÉ TE PASA?!
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𝑁𝑎𝑑𝑖𝑒 𝑚𝑎́𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑢́ (𝐼𝑧𝑎𝑛𝑎 𝑥 𝑇/𝑛)
FanfictionEn medio de la oscuridad Y el dolor tú llegaste a su vida. Contigo encontró un nuevo propósito para vivir, aprendió a amar y descubrió lo que era sentirse amado. ¿Su mayor tesoro? Eras tú. Aunque no quisiera aceptarlo, él sabía lo que le iba a pasa...