•°8°•

73 6 1
                                    


-¿Llevas el bloqueador, linda?.
-Izana te habló mientras colocaba ropa en una mochila-

-Si, ya guardé todo -Fuiste a la cocina y buscaste dulces y papitas, las guardaste en tu mochila para comerlas más
tarde-

-Andando entonces. -colocó la mochila en uno de sus hombros y agarró su chaqueta negra, cuando se acercó a ti entrelazó su mano desocupada con la tuya y acercó su rostro para dejar un beso corto en tus labios-

Con una sonrisa plasmada en tu cara, ambos salieron de casa y se montaron en su moto. Izana el día anterior te había prometido ir de paseo a la playa y estabas realmente entusiasmada.

Te sujetaste de su torso cuando acelero la moto a toda velocidad

Al llegar a la playa, ya pudiste ver cómo pocas personas estaban ya bañándose en el mar, algunas incluso jugaban voleibol en la arena. Chillaste emocionada y te bajaste rápidamente de la moto, Izana se rió ligeramente cuando tomaste su mano y lo tironeaste hacia la playa.

—¡Mira que hermoso, Zana! -Tu espalda se aligeró y te diste vuelta para ver qué te había quitado tu mochila-

Llevaba la tuya en un hombro y la suya en el otro.

—Ve adelantando te, luego te alcanzo -Le sonreíste agradecida y corriste al agua-

Tú novio estacionó correctamente la moto y luego fue a la arena a colocar ambas mochilas sobre una toalla que había sacado.

Te dió vergüenza quitarte la camisa de Izana que tenías puesta y quedar solo en bikini, por lo cual te quedaste así. El chico se sentó brevemente sobre la toalla y sus ojos se iluminaron al verte tan sonriente.

Sonreía totalmente orgulloso por tenerte como novia. Cuando tú le llamaste con la mano, él se levantó y en un rápido movimiento con una de sus manos, se sacó la camiseta y la dejó sobre la toalla.

Fué corriendo hasta llegar a tí y te cargó colocando sus brazos en tus caderas. Reíste y diste un leve grito cuando dió unas vueltas y te mantuvo cargada junto a él. Dejó un beso tierno en tu estómago cubierto por su camiseta y te bajó haciendo que tus pies toquen la arena.

El agua te llegaba por debajo de tu pecho y a Izana por el estómago.

—vamos más allá -El chico te tomó de la mano y tú negaste- Vamos, no seas aburrida. Agarrate de mi si tienes miedo. -Hablo con diversión-

—No es justo. Soy enana, me puedo morir. -Te subiste a su espalda mientras te quejabas. El chico puso los ojos en blanco y se adentró más al mar, cuando el agua le llegaba por el cuello se detuvo ante tu nueva queja- Zana, no seas maldito. Me vas a ahogar.

Este sonrió ampliamente y giró su rostro para verte.

—Nos ahogariamos juntos -Acaricio tus manos que caían a los lados de su cuello con cariño, dejó un pequeño beso en una de ellas-

Tú dejaste un beso en su mejilla mientras sonreías.

Una ola los tomó desprevenidos e hizo que se separaran entre risas, Izana te cargó de la cintura y tú lo envolviste con tus piernas.

—¿Por qué no te quitas la camiseta? -Susurró luego de unos minutos, tirando de la tela hacia abajo para cubrirte-

—Me da pena -Admitiste algo avergonzada y desviando la mirada de él-

—No seas boba -Sonrió, buscando tus ojos para que le mires- Mi ropa te queda muy bien, pero estamos en la playa. Si te la quitas te verás mejor.

Miraste sus ojos violetas, te guiñó un ojo algo sutil haciendote sonreír de lado. Él entendió y sus manos fueron a la orilla de la camiseta para sacártela, dejándola sobre su hombro para que no se la lleve.

 𝑁𝑎𝑑𝑖𝑒 𝑚𝑎́𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑢́ (𝐼𝑧𝑎𝑛𝑎 𝑥 𝑇/𝑛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora