V - BELLEZA, AMOR Y FERTILIDAD.

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Por la mañana ya era un nuevo día para la diosa Afrodita, pero el que sería su primer día completo en el olimpo, primeras 24 horas de su nueva "era". La mujer de rizos de oro, empezó a revolcarse en su cama, mientras fruncia el seño de una forma molesta, al oir unos pequeños, pero continuos golpes secos en la ventana de sus aposentos, justamente la ventana que le daba paso a luz mañanera (Dando a entender que Helios ya había empezado au curs), abrió sus lindos ojos claros con pestañas que se movían con gracia y torpeza, por el sueño que aún tenía, se demoro en reaccionar, enfocando la vista pudo ver al guapo mensajero de Zeus, Hermes. Aquel joven con rostro adornados por pecas, de levanto de la cama, un poco atontada por el sueño, debido a lo tarde que se durmió y lo temprano que desperto, le abrió la ventana, dándole paso directo a su nuevo templo, el cual le habían asignado la noche anterior, por mandato de su padre Zeus. El apuesto joven pasó, beeo la mano de la bella mujer en forma de saludo y muy risueño habló;

Hermes: Hola muñeca, buenos días. Discúlpeme por hacer el atrevimiento de despertarle, jeje, pero he venido a darle un anuncio urgente directo de su padre, Zeus. El ordena que debes ir de una forma obligatoria a su templo hoy mismo, debido a que encontraran la cuál sería tu etiqueta divina con ayuda de Gaia, diosa de la tierra y Hécate, diosa de la magia y la noche. se te espero hoy a medio día allí... Te aviso que los 10 dioses olímpicos estarán ahí, también otros que conforman el olimpo completo. —
El joven al terminar de hablar, volteo rápidamente a ver la altura donde se encontraba el sol.
Hermes: tienes 3 horas. Ya es hora de irme, aunque me encantaría quedarme aquí contigo, preciosa, nos vemos!

Afrodita por sueño no había pronunciado más que murmullos a respuesta de lo que hablo Hermes, se acerco para besarle la mejilla en forma de despedida y agradecimiento. El joven ruborizado finalmente se fue sin agregar más. la joven de ojos turquesa se fue a arreglar rápidamente, el día anterior antes de dormir se cambio a un vestido largo blanco de pijama. Entro a la ducha; sintió el agua fría caer sobre sus hombros y pechos, hasta caer en sus pies, remojo su cabello, restrego su cuerpo con aromas frutales que su ducha ya traía incluida, asumió que debieron poner esas cosas al enterarse que vendría otra deidad. Corto la ducha y salió en su desnudez a vestirse, bueno, en verdad solo se puso una falda blanca que apenas cubría su trasero bien formado y a su perfecta cadera, después, se adornó el cabello con oas mismas flores de siempre, rosa, celeste y blancas, se dejo dos mechas de cabello (aún humedo) tapando sus pezones, no iba a ponerse parte de arriba, le gustaba verse sexy así, finalizó con unaa sandalias rosadas y salió de su habitación, al salir muchas sirvientes los cuales ni sabe de donde salieron, se le acercaron y de forma insoportable empezaron; 《Señorita, ¿Qué va querer de desayunar?》 《¿Cómo se encuentra?》 《¿Necesita algo?》a Afrodita le pareció lindo cómo aquellas chicas se preocupaban por ella, pero les respondió que no tenía hambre y a las demás preguntas solo sonrió. De forma amable las rechazo, saliendo del templo.

Al salir, miro el sol, era muy temprano aún, apenas habían pasado 30 minutos de la llegada de Hermes, aún tenía 2 horas con treinta minutos para estar allí, bajó al hermoso y gran bosque llrno de verde que había en el reino de los cielos, caminó, en su camino vio flores preciosas que en Chipre jamás pudiera haber apreciado, lagos hermosos con pocos peces salmones, árboles enormes llenos de hojas, también unos pocos animales cómo: Ardillas, pájaros, etc. Ella realmente debería estae paseando con Hermes, pero el ya había dicho que tenía trabajo así que no le invocaría. En un momento de su caminata escucho un gran ruido, un golpe tosco, cómo si hubiran golpeado un árbol, sé acercó al lugar solamente donde el sonido previno, había un hombre enorme, robusto, de tez palida media gris, cabello pelirrojo acompañado de una barba mal del mismo color. El cuál estaba con un hacha cortando un árbol, Afrodita se perturbo al verle, pues lo más peculiar de ese hombre, era que era extremadamente feo, de verdad, horrible. Pero decidió acercarse, porqué si el estaba ahí seguramente era por órdenes de Zeus o algo así, a paso lento pero descuidado se le acercó, tosiendo para que el notará su presencia, el escucho y volteo, al principio parecía que iba a hablar pero nada salió de su boca, había quedado paralizado viendo a Afrodita, de hecho hasta se había sonrojado. Esto había formado un gran silenció incómodo para ambos, así que la mujer decidió romper el silenció frío recién formado.
Afrodita: Saludos, mi nombre es Afrodita, ¿y tú eres?

Nuestra historia (Ares x Afrodita) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora