VIII - LA VENGANZA A DISTANCIA.

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La diosa de la belleza, Afrodita, había despertado por la mañana temprano, abrio sus hermosos ojos turquesa de forma tonta por el sueño, miro a su lado y su esposo Hefesto no estaba ahí acostado donde debería estar, en su lugar había una nota acompañado de un anillo de oro, con hermosas gemas color turquesa, la nota tenía escrito: 《Amada esposa mía, he tenido que retirarme de mis aposentos, volveré mañana por la mañana, esperó no te sientas triste ni sola en mi ausencia, cómo recompensa, te he dejado este hermoso anillo que hice pensando en ti, las gemas son del color de tus ojos, te amo, querida.》
La chica de rizos dorados dejo la carta aun lado, mirando el anillo, se sento, acomodandose en la cama y se lo puso en el dedo anular, Era una joya muy bonita, pero no le impresionaba tanto realmente, si eo regaoo concebido hacía ella no tenía ningún valor sentimental, cómo una historia detrás, no le parecía ni medianamente atractivo. Aunque ella se había despertado más temprano de lo usual y podría haber seguido durmiendo unos minutos más, decidió que era momento de empezar su día, fue a hacer lo que más le gusta hacer al despertar: arreglarse, aunque muchos pensarán que ella se arreglaba para los demás, arreglarse la hacía sentir bien consigo misma, era indescriptible. Bajo de la cama sus largas y lisas piernas, empezando a desnudarse en la misma habitación donde estaba ¿Qué si Helios podía verla al tener la ventana abierta? Obviamente, solo que daba igual. Una vez desnuda, entro al baño y seguidamente a la ducha, abrió la llave y puso el agua en lo máximo que se podía de fría, pues eso le quitaría lo adormilada que aúnestaba por levantarse más temprano de lo normal, empezó lavando todas las zonas de su cuerpo con un jabón de olores frutales, cómo las axilas, las rodillas, debajo de los senos, zona púbica, después con otro jabón de olor a lavanda, paso lo restante se su cuerpo. Por su cabello uso un rico shampoo de rosas rojas, el cual venía directamente de su amiga Perséfone, un regalo de bodas, que se lo había regalado en cortesía el día de ayer, explico su uso y diciendo que fue hecho a mano por ella misma, se impresiono, pues fue literalmente el mejor shampoo que ha probado, sintió su cabello con rico olor y muy limpio en el mismo instante de uso, a ese paso cuando se le acabará, bajaría al inframundo todos los días a pedirle más (pensaba Afrodita).

Terminó de asearse, salió de la duchs para quedar frente al espejo, comenzó a formarse sus hermosos y claros rizos, ese día decidío decorarse el cabello con flores rosadas, con otros accesorios pequeños pero de color dorado. Salió del baño un poco sonrojada en hombeos y cachetes por el agua fría que minutos antes había caído sobre ella, se vistió con una falda blanca hasta un poco más abajo que las rodillas, la cual tenía una parte abierta para que la pierna izquierda quedará descubierta, la falda era totalmente pegada a su cuerpo a excepción de ese lugar. Con una tela muy fina como la seda, Para la parte de arriba simplemente uso mechones de su cabello, los cuales no tenian flores en ese lado, amaba no ponerse parte de arriba y tapar sus pezones con su cabello, amaba verse tan sexy cómo sencilla, pero extremadamente irresistible a la vista de cualquiera que la este viendo. Salió de su habitación, dispuesta a explorar aquel nuevo lugar donde se ubicaba su actual establecimiento, pues su templo nuevo era en una parte del olimpo que ella no conocía, es más, nisiquiera sabía que existía, era bien alejado de su anterior hogar, pero podía notar que tenía muchos otros palacios de otros dioses no tan alejados de ahí, significaba que tendría una "especie" de vecinos lejanos, al menos.

Bajo a un bosque extremadamente colorido, era cómo si esa zona del olimpo tuviera de todo, "Vaya que Zeus estaba necesitado de herreros" pensó Afrodita. Estaba todo lleno de árboles como manzanos, árboles de limón, arbustros con moras, de todo. Avanzo con sus pies desnudos, los cuales pasaron por todo el pasto y tierra del piso; las cuales les hacían cosquillas en la planta baja, fue hasta un lago enorme y cristalino que estaba por ahí, se acosto en el césped frente a el, sin importarle si se ensuciaba el cabello o la ropa, cerro sus ojos, con los rayos de sol que hacían que aun viera amarillo al cerrarlos, estuvo así unos minutos hasta que sintió que todo oscureció, abrió los ojos y se asusto al ver a ¿Hebe? la cuao estaba sobre la altura de su cabeza, tapandole el sol, aquella muchacha estaba sonriendole nerviosamente pero muy feliz, con ambas manos en la cintura.

Nuestra historia (Ares x Afrodita) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora