VI - EL ARREGLO MATRIMONIAL

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Para la recien nombrada diosa del amor, Afrodita, ver a Hera sufrir por ser succionada por el trono, no le causaba ni el más mínimo pesar mental, se sintió mala por eso, pues ella no era así, ella se consideraba una persona de paz y gentileza, pero desgraciadamente la bastarda que asesino a su madre no entraba en sus ideales, igualmente ella volteo a ver a los otros presentes de la habitación, por si ellos harían algo y notó que el 90% de los dioses no hacían nada por la reina de los cielos, pues ¿Quién le tendría estima a Hera? por ejemplo, mirando a los gemelos Apolo y Artemisa, ninguno de los dos movió un solo dedo al verla allí, ni Heracles, ni Perseo, ni Dionisio, ni Atenea. si seguía nombrando seguramente terminaría en tres días. Zeus junto a su hermano Poseídon eran los más preocupados, por no decir que eran los únicos preocupados y desesperados por Hera, los cuales de forma desesperada, brusca e irritante, intentaban sacarla, la cual solo gritaba cada vez más de dolor; el trono visiblemente ya se la estaba tragando viva, aunque ella obviamente no iba a morir al ser inmortal, sentía dolor.

Afrodita seguía en su posición inicial desde que comenzó el desastre, viendo a la mujer que le jodio la vida, recibiendo parte de su merecido. Había estado pensando en lo que sufrió su madre por culpa de esa maldita, pero en un momento la diosa de la belleza quedo helada cuando un ruido estruendoso se escucho, desde su posición, pudo ver aquel hombre pelinegro, de ojos negros ahora rojos sangre, el cual era quién le habia robado el sueño desde que llego lo olimpo. El ahora estaba con un yelmo espartano y una armadura que le resaltaba más aquellos sexys hombros y espalda ancha. Le vio elevarse, dandose un golpe contra el trono, tratando de romperlo, con una especie de hacha super rara (según ella) que parecía que tenía vida propia. Su curiosidad fue grande, paro la oreja cómo pudo, se preguntaba porqué el ayudaría a Hera, siendo que nadie lo hacía. Prefiriría no haber escuchado, pues al momento de concentrarse escucho a aquel hombre que decía ser su padre pronunciar;
Zeus:— ¡Ares, no seas estúpido hijo, no lo romperás, busca otra forma de ayudar a tu madre, inútil! —

No supo que pensar, es más, ladeo la cabeza al no poder respirar ¿El era su medio hermano entonces? ¿Cómo su medio hermano iba a atraerle tanto? la dejo sorprendida, pero era de esperarse, el rey de los cielos era cómo un conejo de tanto que se apareaba, de hecho, le hubiera sorprendido que Ares no fuera familiar de Zeus. De igual forma eso la perturbo, el era un hijo legítimo del matrimonio entonces, seguramente le haría la vida de cuadritos así cómo su madre, Hera, lo había hecho con las amantes e hijos bastardos de su marido, tomó fuerza y retrocedio unos pasos, esa noticia la había tomado por el pelo y la hizo marearse, pero más la mareo el hecho de pensar 《¿Por qué me importa tanto que sea el mío si nos conocimos ayer? Ni que el fuera mi novio》 sus pensamientos sobrepensados fueron interrumpidos por el cual se penso que era Hermes, al venir de la entrada, todos, menos Hera, voltearon hacía la puerta y allí paso aquel hombre el cual sería su condena.
El mismo hombre que apenas 30 minutos antes había hablado con ella, el hombre robusto de barba pelirroja, el cual también tenía unos pocos pelos en su cabeza del mismo color; entró. Asusto a muchos dioses presentes, por lo horrible que era, incluso algunos estaban ya en posición de combate, al sentirse amenazados por la nueva presencia en la habitación.

Hefesto: Saludos a todos los presentes, disculpen lo descortés, el idiota de la entrada no quiso dejarme pasar. Me presento, soy Hefesto, soy el mejor herrero de todos los tiempos, al parecer ya han visto mi reciente obra maestra, el trono más hermoso, para la reina de los cielos, ajuste el trono de la forma que fuera muy llamativa para ella, es adorable ¿no creen? — aquel fea deidad miro a Hera fijamente, con asco en la mirada, la cuál no reaccionó — ¿Cómo has estado, madre?

Zeus, el marido de Hera al escuchar lo último se quedo perplejo, ¿Madre? el no había tenido un hijo que se llame así, recordando a los hijos que tuvo con Hera: Hebe, la mayor. Ilitia, la del medio. Eris, también la del medio. Ares, el menor. ¿Pero Hefesto? ¿Quién carajos era este ser tan horrible y por qué llamaría "madre" a su mujer? Más que preocuparse de que soltara a su esposa aquel hombre que en voz alta confesó que fue el, se posiciono erguidamente, frente a su mujer, con furia pura en su mente, Poseídon había quedado boquiabierto igual que todos los presentes, bueno, al menos los que sabían que Hefesto no era hijo del matrimonio pero al parecer si de Hera.

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