Una reunión como muchas otras: aburrida y silenciosa, con gente concentrada en su trabajo. Para algunos, una obligación más a cumplir y para otros, ni siquiera importaba.Eran dos situaciones que vivían nuestros personajes: Ale, quien trabajaba sin detenerse un segundo, y Ecu, quien pensaba hacer todo el trabajo acumulado después. Dos mundos completamente diferentes, diría yo.
Dos mundos que estaban a punto de chocar.
Ecu, quien estaba jugando con su celular sin prestarle mucha atención a aquella fila de papeles que tenía a su lado (algo que muchos en aquella sala hacían), y Ale, quien estaba concentrado en terminar todo ese trabajo de ese día (algo que pocos hacían).
El ya nombrado, al tener poca batería en su celular, lo apagó esperando poder retirarse a su casa, pues ya casi era hora de salir. Notó que al frente tenía a un joven apuesto, de lentes y traje, concentrado en su trabajo. Quien lo mirara quedaría flechado al instante, y eso fue lo que le pasó a él.
Decidió llamar su atención y tal vez conseguir una salida juntos, sólo tal vez.
Ecu: Oye, señor concentrado dijo sin pena, haciendo que el alemán levantara la vista con el ceño fruncido por la interrupción.
Ale: ¿Sí? (Ja?) respondió con tono molesto.
Ecu: Ese traje te queda muy bien dijo con una sonrisa juguetona. Y esos lentes te hacen ver aún más apuesto.
Añadió eso último apoyando los codos en la mesa, mirando al alemán con aquella sonrisa juguetona.
Ale se mantuvo en silencio, sin palabra alguna en su boca, pero con un tono carmesí en sus mejillas.
Ecu, al notar eso, soltó una risita y continuó hablando.
Ecu: Espero que no te incomode que te tire piropos, pero si es así, puedes cobrarme por hacerlo.
Ale: ¿Cobrarte? (dich berechnen?) Hablo, confundido. ¿Cómo? (wie?)
En ese instante, Ecu se inclinó hacia Ale.
Ecu: Tal vez con un beso~
Sintió que su rostro se ponía rojo de la vergüenza y una pequeña sensación de nerviosismo lo invadió.
Ecu, viendo su reacción, escribió su número en un papel. Acercándose a Ale, se lo entregó con una sonrisa traviesa.
Ecu: Si decides cobrarme, llámame dijo antes de tomar sus cosas e irse.
Por otro lado, el sonrojo del alemán no cesó; al contrario, sentía aún más nerviosismo y su corazón latir rápido. Tomando sus cosas y salió a buscar a aquel joven para invitarlo a tomar un café y tal vez llegar a algo más, pero eso ya es otra historia.

ESTÁS LEYENDO
•||𝓓𝓾𝓵𝓬𝓮𝓼 𝓼𝓾𝓮ñ𝓸𝓼, 𝓶𝓮𝓲𝓷 𝓛𝓲𝓮𝓫𝓵𝓲𝓷𝓰.||•
Short Story"𝓛𝓸𝓼 𝓫𝓮𝓼𝓸𝓼 𝔂 𝓬𝓪𝓻𝓲𝓬𝓲𝓪𝓼 𝓷𝓸 𝓼𝓮 𝓬𝓸𝓶𝓹𝓪𝓻𝓪𝓷 𝓬𝓸𝓷 𝓵𝓪𝓼 𝓹𝓪𝓵𝓪𝓫𝓻𝓪𝓼 𝔂 𝓵𝓪𝓼 𝓪𝓬𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼 𝓭𝓮 𝓾𝓷 𝓪𝓶𝓸𝓻 𝓺𝓾𝓮, 𝓪𝓵 𝓯𝓲𝓷𝓪𝓵 𝓭𝓮 𝓼𝓾 𝓪𝓰𝓸𝓽𝓪𝓭𝓸𝓻 𝓭í𝓪, 𝓼𝓲𝓰𝓾𝓮𝓷 𝓮𝓷 𝓹𝓲𝓮 𝓪ú𝓷 𝓬𝓸𝓷 𝓼𝓾 𝓬𝓱�...