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Su dedo golpea insistentemente la orilla de su vaso de sake, haciéndolo tan fuerte que el líquido comienza a desparramarse sobre la mesa y salpica todo a su alrededor.

Pero a Orochimaru poco le importa lo que pueda suceder con el estúpido sake y con la estúpida mesa de este asqueroso bar al que Jiraiya lo arrastró está mañana. Todo en lo que pude pensar seriamente es en el mismo maldito recuerdo, en el mismo maldito suceso, en el mismo bastardo y repugnante hombre que se atrevió a acostarse con él en ese sucio y viejo almacén donde el Hiruzen le tendió una trampa.

Su mano se presiona violentamente alrededor del diminuto vaso, y al mismo tiempo, sus mejillas se sonrojan como si Orochimaru realmente fuera un completo estúpido.

Orochimaru.

Por supuesto, no es como si hubiera sido virgen antes de que el Eterno Genin pusiera su sucia polla adentro de su cuerpo. Después de todo, el cargo sentimental que los humanos le dan al sexo nunca ha sido relevante para él y la primera vez que Orochimaru tuvo relaciones sexuales fue más un experimento que otra cosa. La intimidad no es nada más que un proceso químico y un intercambio desagradable de fluidos que nunca le interesó y que nunca lo hizo sentir nada además de breves e insignificantes periodos de placer.

Y, para ser completamente honesto, si tuviera que elegir entre tocar un cuerpo humano con fines sexuales o tocar un cuerpo humano para diseccionarlo, elegiría la segunda opción sin ninguna duda.

Solo que esta vez su cerebro no opina lo mismo. Orochimaru muy pocas veces se masturba o se excita de forma espontánea, pero ahora no ha parado de tener erecciones y ansiedad sexual cada vez que vuelve a pensar en el estúpido genin, lo que básicamente ocurre a cada maldito segundo del día.

Orochimaru.

Sus dedos golpean nuevamente el vaso de sake y sus mejillas se sonrojan aún más, sintiéndose completamente furioso con sus deseos incomprensibles y absurdos por ese hombre.

Debería estar pensando en cómo matarlo, debería estar ideando una forma adecuada de cortar su cuerpo, un método para preservar su cadáver, un propósito para su poder y una manera de usar sus células para sus experimentos más oscuros.

Pero todo lo que Orochimaru ha estado haciendo durante todos estos días es suspirar por él y masturbarse mientras piensa en la forma en la que lo folló. Y quizá vaciarse las bolas y tener muchos orgasmos bastaría para sacar a ese cara de mono de su mente y para olvidar la impactante e intimidante cantidad de fuerza que usó para someterlo, pero Orochimaru no ha podido tener un solo orgasmo desde el día en el que Dai lo folló.b

Todas las mañanas despierta con la frente sudada, con las piernas temblorosas y con una dolorosa erección que lo hace gemir y retorcerse entre las sábanas como si Orochimaru fuera una quimera capaz de entrar en celo, como si fuera un pervertido como Jiraiya, como si su cuerpo simplemente hubiera perdido la razón solo por haber tenido un buen polvo con un idiota.

Y la ansiedad es tanta que Orochimaru no puede ignorar su erección y presiona su polla con necesidad, con desesperación, frotando su glande con sus manos frías en un intento de exprimir sus testículos y acabar de una vez por todas con el recuerdo de ese genin. Orochimaru solo debe pensar en sus experimentos y en su búsqueda de la eternidad. Su mente no tiene espacio para pensar en un hombre cuya reputación es un chiste y cuya historia es una vergüenza para todo el pueblo. Maito Dai debería morir.

Y aun así, Orochimaru cierra los ojos y toca su pene mientras recuerda gráficamente el olor de Dai, la fuerza de sus manos, el calor de su cuerpo sobre el suyo y, más que nada, lo brusco que era cuando hundía su gruesa polla en su interior y lo obligaba a decir su nombre.

Adorable enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora