gamer ᵈᵃᵉʳⁱⁿ ᵍⁱᵖ

🎮 - 01

Danielle estaba demasiado metida en su idea de acostarse con un gamer.

Desde esa noche viendo tantos videos del mismo tipo, ella de verdad necesitaba comprobarlo. Podríamos decir que nunca experimentó algo parecido, sus relaciones anteriores eran normales, el sexo no era algo del otro mundo pero lo disfrutaba. Ahora, ¿tener sus piernas temblando? Era una fantasía.

Y ella comenzó a fantasear con la única gamer que conocía, Haerin.

Aunque no tenía mucho por hacer en verdad, Haerin no era una fanática de las redes sociales. Su Instagram tenía fotos de hace meses, su Twitter no lo conocía y definitivamente tampoco a su TikTok.

¿Qué clases de pensamientos tendría esa chica? ¿Sería otaku también?

Danielle había salido con uno una vez, él la llevó a su cuarto y enseguida notó los pósters de chicas semidesnudas, lo que hizo que se sintiera incomoda con alguien como ese chico.

Si Haerin tenía pósters iguales al momento de la acción, Danielle se iría rápidamente porque en definitiva no querría estar tanto tiempo en compañía de alguien así. Aunque su "experimento" se vería arruinado y no conoce a otra persona apta para ello... ugh, Danielle tenía demasiados pensamientos juntos.

A pesar de conocer a Hanni hace años, Danielle nunca entró al cuarto de su hermana. La puerta tenía un típico cartel de "No entrar" y varios stickers de distintos dibujos o videojuegos. Demonios, Danielle, ¿qué estás haciendo?

Hanni la invitó a su casa el día de una fiesta, era normal entre ellas prepararse juntas y salir a divertirse. Danielle comenzó su plan al momento de llegar, pues quien le abrió la puerta fue nada más y nada menos que Haerin.

— ¿Tengo algo en la cara? — preguntó la chica. Bien, Danielle, empezaste demasiado bien. No se había dado cuenta de que se quedó estática.

— Es que eres horrible.—  Hanni apareció a su lado. — Vamos, Dani.

— Oh, sí.— asintió rápidamente. — Un gusto verte, Haerin.

— No seas amable con la rarita.— se burló la mayor, siendo mal vista por la aludida.

Haerin rodó los ojos y fue divertido para Danielle, quien escondió su risa detrás de su mano. Haerin le guiñó un ojo antes de irse por el pasillo, probablemente a su cuarto.

— Eres muy dura con tu hermana.— comentó Danielle una vez que la chica desapareció.

— Sabes bien que soy del tipo que insulta para demostrar cariño.

— Sí, tienes razón.

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Danielle estaba sintiéndose una auténtica diosa mientras esperaba a que Hanni terminase de maquillarse.

Su vestido rosa, sus tacones blancos, sus mejillas sonrojadas y su delineado la hacían sentirse segura de sí misma, esperaba pasar una buena noche. Sin embargo, sabía que su principal objetivo no estaría cumplido esa noche.

Maldita seas, Haerin asocial.

— Voy al baño antes de irnos.— murmuró a su amiga saliendo del cuarto.

Al abrir la puerta, gracias a que estaba viendo los mensajes de sus amigas, no notó que había alguien más pasando por allí. Chocó inmediato con esa persona.

Unas manos fuertes en su cintura y su teléfono apretado contra su pecho. Danielle miró hacia arriba.

Tragó saliva.

— Qué rara estás hoy.

¿Otra vez quieta? ¡No seas obvia, Danielle!

— Oh, yo, eh.— al mirar como de cerca estaban, Haerin creyó que la estaba incomodando así que la soltó poco a poco hasta estar a una distancia más considerable. — Lo siento.

— No te preocupes.— sonrió tan amablemente que Danielle se quedó mirando esos labios tan bonitos por un segundo. O dos. — Otra vez.

— ¡Haerin, deja de acosar a mi amiga! — se escuchó desde el cuarto, por lo que la pelinegra rodó los ojos una vez más y asintió a Danielle, yéndose por las escaleras al piso de abajo.

Danielle no miró hacia atrás, sino que fue rápidamente hasta el baño a hacer lo suyo de una vez.

Y tal vez quitarse el calor de las mejillas.

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¿Dios la estaba castigando o premiando?

Después de una larga discusión, Haerin terminó por conducir el auto de su padre y llevar a su hermana y Danielle a la fiesta. Según dijo el hombre, no permitiría que un extraño las trajera. Por lo que llegaron a ese acuerdo, Haerin ni siquiera tendría que entrar a la fiesta sino estar afuera o dando vueltas hasta que ellas quisieran volver.

Danielle miraba por la ventana, pero sentía una inmensa mirada sobre ella cada vez que llegaban a un semáforo.

Al llegar a su destino, el lugar ya se veía repleto de gente.

— Diviértanse, niñas.— rió Haerin.

Hanni bufó.— Deja de burlarte, sólo estás aquí porque no conseguí mi licencia aún.

— Después de tres intentos sin lograrlo, yo ya me rendiría, Hanni.

Danielle soltó una carcajada.

— Oh, de acuerdo así que ahora están juntas contra mí.— las señaló con los ojos entrecerrados. —Las odio pero quiero divertirme, nos vemos después.

Y cuando Danielle bajó, puede que haya movido de más sus caderas para resaltar su caminata. También puede que Haerin haya mirado.