Reflejos Del Alma

« Piedras Comunes »

« Piedras Comunes »

Recuerdo aquella piedra
En la vasta tierra yace una piedra común,
sin brillo ni destellos, sin nombre ni renombre.
Pero en su humilde ser guarda un secreto común,
un tesoro invaluable que no hay joya que asombre.

Porque en ella reposan los recuerdos del tiempo,
las risas, las lágrimas, los abrazos sinceros.
Cada marca, cada grieta es un testimonio,
de amores vividos, de momentos verdaderos.

A su lado, una piedra preciosa reluce con esplendor,
con su brillo deslumbrante y su valor estimado.
Pero nada puede comprar lo que guarda en su interior,
la piedra común, testigo de lo más sagrado.

Así pues, que el mundo se maraville ante la belleza,
de lo que realmente importa, de lo que nos hace ser.
Porque nada puede igualar la riqueza,
de nuestros recuerdos, de lo que nos hace crecer.

Y así como el sol se pone y la luna emerge,
nuestros recuerdos se entrelazan con el tiempo.
Cada experiencia, cada emoción, cada urge,
se graba en nuestra alma como un dulce alimento.

La piedra común nos enseña con humildad,
que la verdadera riqueza no se encuentra afuera.
Sino dentro de nosotros, en nuestra capacidad,
de amar, de recordar, de encontrar la primavera.

Así que honremos cada arruga, cada cicatriz,
como un mapa de nuestras vidas, un legado eterno.
Porque en ellas reside nuestro verdadero matiz,
nuestra historia, nuestra esencia, nuestro tesoro interno.