Emilio 🤘
■ Por fuera es un alfa de temer, por dentro es una masita. Se volvió frío porque le rompieron el corazón..........
Joaquín ✌
● Por fuera es un hermoso omega que deslumbra a todos, por dentro es un amargado, imposible y fastidioso chico al...
1 semana había pasado desde que los chicos se habían cruzado. Entre sus prácticas, el partido del equipo y las clases apenas si se veían las caras.
Emilio no había ido a la cafetería en toda la semana. El equipo completo estaba entrenando muchísimo más debido a que el coach asistente decía que los veía sin el estado físico adecuado para los alfas.
Joaquín se encontraba preparando su sólo, y se quedaba ensayando todas las tardes que no tenía taller. Almorzaba pequeñas cantidades de comida para cuidar su peso, aunque no lo necesitaba. Hoy era el primer día que volvía a pisar la cafeteria después del incidente de la malteada.
Caminaba directo a su mesa, mientras revisaba sus redes sociales. Era muy seguido y likeado por sus bailes.
Llegó a su mesa, almorzó con sus amigos y buscó disimuladamente al único alfa al que le interesaba ver.
No estaba allí. Ni él ni nadie del equipo.
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Emilio quería morir. Su espalda le dolía horrores. Al alfa no le molestaba entrenar, de hecho su espalda y sus brazos marcados eran de lo que más se ocupaba. Quería verse fuerte para su omega, pero su semana había sido un infierno.
El coach los quería a todos en forma mientras él asistía a un viaje para ver la nueva temporada y la organización, y dejó a cargo a su segundo, quién no tuvo piedad del equipo.
- ¡Por la luna, al fin se termina por hoy! Me duelen partes del cuerpo que no sabía que tenia - Emilio respiraba arduo, mientras cubría su rostro con el brazo.
- Same Mailo - dijeron el trio de sus amigos jadeando.
- ¡Osorio! Dile a tu omega que no se atraviese en el campo mientras entrenamos - dijo el asistente.
- ¿Qué? ¿Mi omega? ¿Cuál omega? - preguntó el alfa.
El equipo entero giró su vista en dirección a dicho omega. Allí veían a Ethan venir directo a su capitán con un outfit completamente rosa, y una fuente en sus manos.
- Pero ¿qué carajos? Parece un chicle gigante - dijo Diego ladeando su cabeza.
- Mailo, deberías huir ¡ya! - le dijo Eduardo
El asistente había detenido al omega a medio camino, y allí los chicos aprovecharon para correr hasta los vestidores.
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