Clara caminaba por los pasillos de la oficina, tratando de mantener la compostura. Había llegado más temprano que de costumbre para avanzar en un proyecto atrasado, pero ahora, mientras observaba a Daniel conversando animadamente con Laura, una de sus colegas, sentía cómo una ola de celos la inundaba.
Daniel reía con Laura, gesticulando con entusiasmo. Clara no podía escuchar la conversación desde donde estaba, pero la proximidad entre ellos y la naturalidad con la que interactuaban le resultaba dolorosa. ¿Qué tenían ellos en común que no podía compartir con ella?
Clara sacudió la cabeza, intentando despejar esos pensamientos. Sabía que Daniel era amigable por naturaleza y que Laura era simplemente una compañera de trabajo. Aun así, no podía evitar sentir una punzada de inseguridad. Decidió dirigirse a su escritorio y concentrarse en el informe que tenía que entregar.
***
Daniel notó a Clara pasar cerca de él, con el rostro más tenso de lo habitual. Se despidió rápidamente de Laura y se dirigió a su propia área de trabajo. Desde hace semanas, percibía que Clara estaba más reservada, más distante. Aunque intentaba mantener la relación lo más abierta posible, no podía ignorar la sensación de que ella le ocultaba algo.
Había pequeñas cosas que le hacían sospechar: la manera en que evitaba ciertas preguntas sobre su pasado, su insistencia en no hablar de su familia, y las llamadas que recibía y de las que nunca hablaba. Todo esto empezaba a sembrar dudas en su mente.
Esa noche, mientras cenaban juntos, Daniel decidió abordar el tema.
-Clara, he notado que últimamente has estado un poco distante. ¿Hay algo de lo que quieras hablar?
Clara levantó la vista de su plato, sorprendida. No esperaba que Daniel fuera tan directo. Trató de pensar en una respuesta que no desatara una discusión.
-No, no es nada. Solo he estado un poco estresada con el trabajo. -Su voz sonaba convincente, pero sabía que no era toda la verdad.
Daniel asintió, aunque no estaba del todo convencido. No quería presionar, pero la incertidumbre comenzaba a afectarlo. Decidió no seguir insistiendo por el momento.
***
Los días pasaron y la tensión entre ellos aumentaba. Clara empezó a llegar más tarde a casa, alegando que tenía mucho trabajo pendiente. Daniel, por su parte, evitaba hacer preguntas directas, temiendo que cualquier confrontación pudiera empeorar la situación.
Ambos comenzaron a guardar sus propios secretos. Clara se mantenía en silencio sobre su pasado, temerosa de que revelarlo podría cambiar la manera en que Daniel la veía. Daniel, por otro lado, se sentía cada vez más inseguro y comenzó a ocultar sus propios sentimientos de duda y frustración.
Una noche, mientras Daniel revisaba unos documentos en su estudio, encontró una vieja fotografía de Clara con un hombre que no reconocía. La imagen estaba arrugada y parecía haber sido guardada apresuradamente. Daniel sintió una mezcla de curiosidad y celos. Decidió no mencionar la foto a Clara, pero la duda seguía carcomiéndolo por dentro.
Clara, al darse cuenta de que la foto había desaparecido de su escondite, supo que Daniel la había encontrado. Sin embargo, en lugar de enfrentar la situación, prefirió no decir nada, esperando que él no hiciera preguntas.
El silencio y la desconfianza crecieron entre ellos, creando una brecha cada vez más difícil de cerrar. Ambos estaban atrapados en un ciclo de secretos y sospechas, incapaces de encontrar una salida. Lo que una vez fue una relación abierta y llena de confianza, ahora estaba envuelta en sombras y misterio.
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