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— Hablemos de otra cosa.

Fue una solicitud realizada por su alteza en un esfuerzo por aligerar el ambiente sombrío; no tuvo la intención de provocarlo y se sintió culpable por ser excesivamente sincero en un momento que ahora se daba cuenta no fue oportuno. Debería haber reflexionado más y resistido el impulso. No era la primera vez que ocurría; debió mantenerse en silencio y permitir que esos pensamientos se extinguieran en su mente en lugar de expresarlos ante la persona incorrecta, no anticipó las consecuencias y ahora las padecía el hombre al que amaba.

Alastor no se negó, no lo haría si eso es lo que quería el ángel.

Sus brazos lo atrajeron más, a ese punto sus cuerpos estaban prácticamente pegados el uno con el otro. Fue cómodo para el futuro rey. — ¿Cuentas con alguna sugerencia...?

— ¿Qué tal si tú la das? — Recargó su mejilla con la del demonio en un silencioso cariño. — Algo de lo que tú quieras hablar, no lo sé... ¿Qué tal les han ido a tus transmisiones? — Propuso más animado, esperando que las orejas ajenas reaccionaran con aquellas palabras pues sabía cuánto adoraba esa actividad. Lo consiguió, aquellas peludas extensiones se alzaron apenas oírle. — Sabes, no me perdí de ninguna, ni las matutinas ni nocturnas. — Sonrió, parpadeando lento y dejando su vista fija en el respaldo de la cama. — Estoy feliz de que vuelvas a hacerlas.

Alastor no mentiría al decir que no había captado su atención, no era un secreto lo orgulloso que estaba de su trabajo.

— ¿Algún comentario o sugerencia?

— ¿Qué podría decirte? El pentagrama completo disfruta de tu programación. — Su sonrisa se amplió, cerró los ojos con orgullo. — Tu elocuencia, vocabulario, gusto musical, tienes una gran habilidad para tratar con el público y no importa de qué tema estés hablando, de alguna manera termina siendo interesante... Eres un profesional, claramente volverías a ser un éxito.

— Mm, halagador. — Rodó los ojos, eligiendo ignorar la agradable sensación en su estómago. — ¿Escribiste eso?

— ¡Nop! Sólo soy sincero, siempre he pensado que tienes talento y no porque seas un demonio "de la radio". — Recostó su frente en uno de los hombros del demonio, sus manos bajaron hasta los brazos del más alto con una caricia lenta. — Incluso antes de conocerte, oírte era muy entretenido.

— ¿Incluso los gritos?

— Bajaba el volumen, pero sí. — Disfrutó de la nostalgia. — Todo era disfrutable si pensaba que provenía de ti.

— Mm. — Otro murmuro como respuesta. Lucifer estuvo satisfecho, Alastor hacia eso cuando no sabía que responder a los cumplidos. Sintió como tarareaba su espalda. — ¿Por qué no hablamos de Mimzy?

Eso fue repentino, pero su respuesta fue automática, esclavo de sus impulsos.

— ¿La mujer de ayer?

El novio de papá. [RadioApple/Appleradio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora