(Capitulo 1) Un nuevo comienzo en el pueblo de locos

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—Pero papá—halo del brazo de mi padre casi agitándolo.

—Ya te dije que nos mudaremos allá y punto—repuso, soltándose de mi agarre —además ya pagué todo.

cruzo los brazos enojada, dado que ya era la última vez que lo intentaba.—mira a tu hermano está entusiasmado— cambio de dirección para ver al pequeño diablillo, está jugando super feliz dentro de una caja vacía de la mudanza, regreso a mirar a mi padre y le asiento, me doy la vuelta y me dirijo a mi habitación. Hace varios meses mi padre decidió mudarse de nuestra cómoda casa justo cuando acabó la universidad, por trabajo, realmente no tenía amigos, ni nada que perder cuando de vida social se trataba, pero me sentía cómoda aquí.

extrañaré todo de este lugar, que me traen enriquecedores recuerdos como la pequeña pero adorable cocina donde cocinaba con mi madre, el piso que rechinaba, la sala donde siempre veíamos películas y jugaba con mi hermano en el gran sillón, mi habitación, las enormes ventanas, los pisos de madera, el jardín exterior, todo el lugar aunque, era una pequeña casa era bastante agradable, esta casa es donde yo crecí, donde llore, me alegré, sufrí y batallé, aquí es donde viví la mayor parte de mi vida y donde se encontraba mi mamá. Suspire con melancolía, observando mi vacía habitación, recordando que ya nunca más la podré ver, la casa es lo único que me hace aferrarme a ella y ahora eso también se va a desvanecer.

Nos iremos a un campo, en un pueblo alejado, recojo las últimas cosas de mi habitación para llevarlas al camión que se encuentra enfrente de nuestra casa -listo-grito desde afuera para que mi padre me escuche, lo veo salir de nuestra casa junto con mi hermano menor Itan, el pequeño niño dirige su mirada a donde me encuentro parada y sale corriendo hacia mí, me agacho para cargarlo entre mis brazos. Itan es un niño con mucha energía, su piel es palida y me permite observar cómo se le tiñen las mejillas cuando corre, tiene ojos grandes como los de un pez dorado el cual, es su animal favorito, posee largas pestañas para ser un niño pequeño, su cabello es muy lindo, castaño claro.

—¿Estás muy feliz por mudarte a una casa con un patio enorme? —Lo cargo y lo alzo en el aire dándole vueltas.

—¡Sí!

Mi padre se acerca a carcajadas con dos valijas en las manos —veo que están emocionados—dice acercándose al camión detrás de nosotros y guardando el último equipaje.

—Terreneitor sí, pero yo no— bajo a mi hermano al suelo, lo agarro de la mano y sigo a mi padre que está cerrando el camión.

—Además no confió mucho en lo que mencionaste ayer— entrecierro los ojos, escoltando a mi padre hasta subirnos dentro del camión.

—¿Lo del compañero de casa?—dice sacando las llaves de su bolsillo y arrancando el camión, mientras intentaba acomodar a Itan en mis piernas.

—Bueno "Roomie", como dicen ustedes.

—Pasas mucho tiempo en internet— arrugo las cejas observándolo.

—¿Qué?, es para estar actualizado contigo camarada—me guiña y sigue pendiente al camino.

—Pues, ¿No crees que estás grande para compartir casa?, además ya soy una adulta, puedo ayudar con los gastos, si es por eso—ladeo la cabeza hacia la ventanilla para observar el camino.

—Mi niña—Exclama con esa voz tan dulce y paternal— es con un compañero del trabajo, accedió a compartir gastos, además tiene tu edad y pueden ser amigos. —Aprieta un poco el volante.

Puedo observar como su semblante cambia, detallo las arrugas de su frente y ojos, aunque tiene arrugas sigue estando muy joven para su edad, papá tiene el cabello castaño con algunas canas salpicadas en él, obviamente nunca faltando su distintiva barba, que según él a mi madre le encantaba.

Los WintersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora