Capítulo 5

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Pasaron alrededor de dos semanas desde lo ocurrido en la cocina. Al día siguiente de aquello, Connor estaba completamente normal; supongo que lo olvidó o simplemente ignoró el tema.

Aparte de ese "pequeño inconveniente", comencé a trabajar y conocí a Víctor y a Joel. Desde que los vi por primera vez, no pude dejar de "shippearlos"; Jolvic es real. Tiempo después, me confirmaron que eran pareja, aunque los ojitos de enamorados se les notaba desde lejos.

Fueron muy amables conmigo y congeniamos rápido. Ahora somos amigos, o eso creo. Les di mi número y creamos un grupo; hablamos frecuentemente. La mayoría de nuestras conversaciones son tonterías, pero también son momentos para conocernos mejor.

La mayor parte de las tardes, me propuse visitar el pueblo y conocer los alrededores. Allí conocí a la señora Juls, una residente del pequeño pueblo desde hace años. Tuve la suerte de que la señora Juls conociera a mis padres, lo que fue otra razón más para ir seguido a su adorable vivienda.

«Ay, señora Juls, cuénteme más de mis padres».

La señora Juls me dedicó una sonrisa y dejó el té y las galletas en la pequeña mesa frente al sofá. Luego se inclinó y tomó asiento en su mecedora.

«Ay, niña, siempre tan entusiasta como tu madre. Son dos gotas de agua; cada vez que te miro, me recuerdas a ella».

«Tu madre era muy alegre, como tú, y una mujer muy fuerte, dedicada y amable».

Se cruzó de piernas mientras se balanceaba hacia adelante y hacia atrás. Me miró directo a los ojos y sonrió.

«No sé cómo pudo enamorarse de un hombre tan testarudo y poco sociable como tu padre», comentó de manera perspicaz la señora.

Tomo la taza de té caliente, intento enfriarla, soplo y le doy un sorbo, con una sonrisa en los labios.

«Como dicen por ahí, señora Juls, los polos opuestos se atraen».

«Tienes mucha razón, pequeña. Heredaste tu interés por la ciencia de tu padre, ¿no es cierto?»

Dejo la taza de té en la mesita y escojo una galleta.

«Se puede decir que sí», contesto mientras jugueteo con la galleta en mi mano. «Desde pequeña siempre me ha interesado ese tipo de cosas, y mi padre, muy orgulloso, me ha adentrado en el mundillo».

Intento elevar mis labios en una sonrisa, pero estos se curvan con esfuerzo; todavía duele la herida que guardo tras su muerte.

«¿Sabe usted cuál es la cosa más hermosa que existe en este mundo?»

Pregunto, cambiando un poco el ambiente.

«¿Qué?», inquirió la señora Juls, interesada.

«La tabla periódica».

«¿Por qué dices eso, Freya?»

La señora alzó ambas cejas con una expresión de sorpresa, y aunque parece que no esperaba ese comentario, continúo mi camino.

«Porque la tabla periódica es la manera en la que podemos comprender cómo funciona e interactúa el mundo que nos rodea. Contiene una lógica y un orden tan perfectos que es increíble de apreciar. Si la vida tuviera un orden perfecto como el de la tabla, no seríamos infelices, señora Juls».

La mujer se inclina hacia atrás, soltando una carcajada al compás del movimiento de la mecedora. Parece que interpretó lo que quise decir; debo admitir que es buena leyendo a la gente.

«¿Estás hablando de ti misma, querida?»

La pregunta me dejó desconcertada, aunque ya suponía su respuesta.

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⏰ Última actualización: Nov 05 ⏰

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