Víctima Del Olvido ~> [BLITZ X STOLAS]

¿QUIÉNES SON ELLOS?

LA INFORMACIÓN PRESENTADA EN ESTE ESCRITO NO ESTÁ BASADA EN NINGÚN ARTÍCULO, DOCUMENTO O FUNDAMENTO MÉDICO.

SE PRESENTA MUCHO OOC (OUT OF CHARACTER / FUERA DEL PERSONAJE).

Costó tanto tiempo descubrir con quienes está relacionado actualmente Blitzø, ya que la mayoría del infierno lo conoce por experiencias pasajeras, o hasta relaciones fallidas (Fizz cree fielmente que Blitzø debe comenzar a buscar pasatiempos que no incluyan cambiar más de pareja que de ropa interior), siendo que casi todos ellos lo odian. Pero, después de que le dieran el alta del hospital tras dos días y medio en observación, y un día hospedado en donde viven Asmodeous y Fizzarollie, por fin pudieron encontrar a dos diablillos que no odian a muerte a Blitzø. Sí, después de tres días.

Gracias a Lucifer, Fizzarollie tiene una infinita paciencia, o al menos con Blitzø.

—El doctor dijo que debes de repasar tus conocimientos básicos, Blitzo, solo por precaución.

—Lo sé, ya voy —dice no muy contento. Se levanta del sofá donde estaba haciendo sus ejercicios de flexibilidad, otra cosa que recomendó el doctor.

Sonriendo y de un humor envidiablemente positivo, Blitzø se acerca a Fizzarollie, dando saltos de alegría. Toma asiento junto a su acompañante, sonriéndole en todo momento.

—Sabes que es rápido, no nos llevará...

—Más de media hora, lo sé, Fizz. Gracias.

Su constante buen humor le duele en el pecho al bufón. Su amigo nunca estuvo tan sonriente, ni siquiera cuando eran un par de adolescentes estúpidos y desenfrenados.
Le alegra verlo de esa manera, pero... le duele profundamente. En parte porque la idea de perder a su verdadero amigo le aterra en sobremanera, y en otra... que esté cometiendo un error al llamar a las personas que supone so cercanas a él, y se dio cuenta demasiado tarde que no conoce al verdadero Blitzø, o al menos no al actual.

—¿Fizz? —lo llama desconcertado Blitzø, ya que su amigo se quedó viendo demasiado tiempo al suelo.

—¡Estoy bien! —grita en automático, como si ya tuviera esa respuesta inconscientemente predeterminada en su cerebro.

—Te creo —Se ve indiferente al decirlo—, pero te dije que tocan la puerta. —Señala la entrada principal con el pulgar. —El bufón asiente lentamente, como si su cuerpo estuviera tardando más de lo que debería en reaccionar. Cuando por fin se levanta de golpe del sillón, corre hacia la entrada.

Apenas abre la puerta una diablilla entra como un perro en caza de su presa a la casa, su movimiento es tan veloz que Fizzarollie no tuvo oportunidad siquiera de apartarse del camino. La mujer no le da la mínima importancia y se detiene a mitad del cuarto para analizar el interior, buscando algo, o a alguien, más bien.

—¡Blitz! —dice cuando ve al mencionado sentado tranquilamente. Habría repetido su acción de tirarse al hombre en cuanto se voltee de no ser por el payaso que se interpuso en su camino.