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Nueva mañana fría, convencí a Draco a ponerse ropa más casual, lo mejor que pude fueron unos jeans de mezclilla con una camisa y un abrigo encima, no se veía mal, pero no estaba muy a gusto con la elección.
Caminamos a la escuela como de costumbre, hoy era uno de esos días que realmente no tenía ganas de existir, me sentía cansada y más abrumada de lo normal.
Antes de entrar al instituto me detuve, no quería, solté el brazo de Draco, me miró confundió, solo negué con la cabeza, antes que pudiera decir algo, Alice se interpuso entre nosotros, intercambio unas palabras con Draco, aproveche ese momento para irme de ahí.
Camine rápido hacia el bosque, camine y camine, mi respiración agitada era lo único que se escuchaba, no sé cuánto camine, pero estaba en una playa, pero no era la famosa playa de la reserva.
Era una playa más grande, sin anuncios, letreros, gente, estaba vacía, se sentía la soledad, sentimiento muy familiar para mí, que me acompañaba día tras día en aquella aquella playa, se sentía paz.
Me quite mis zapatos, el frío calaba en mis plantas del pie, pero se sentía reconfortante, siempre me gustó la sensación fría cuando me sentía abrumada o dolida.
Metí mis pies a la orilla del mar, sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral al sentir el frío mar entrando en mis pies, cerré los ojos disfrutando de la brisa del amor y el sonido de las olas rompiendo en la arena, escuché un ruido, volte asustada.
Vi a Jasper parado unos metros tras de mi, sabía que me había seguido, aún no sabía muy bien el porque, parecíamos imanes bailando cada vez que nos encontrábamos.
–¿Porque me sigues ? – pregunté dándole la espalda.
– Te podías perder, eres nueva – dijo con calma, sentía sus pasos acercándose a mi.
– si, pero es raro que siga a una persona que acabas de conocer no?, además, ¿Tu cuánto tiempo llevas aquí? – pregunté con curiosidad.
– Tiene un punto válido, solo intento ser amable y respondiento tu segunda interrogante hace dos años mi familia y yo nos mudamos aquí – dijo posicionandose al lado mío.
– interesante espero que a tu familia le guste este lugar, aveces resulta ser un poco lúgubre, dime una cosa, ¿Solo me seguiste para asegurarte que no me perdiera ? – pregunté con diversión.
– Tienes razón, pero hay paz, algo que en muchos lugares no hay – dijo titubeando – ¿no tienes miedo a enfermar? El mar está helado – dijo viendo mis pies.
– Bueno estoy acostumbrada, me gusta sentir el frío – dije sin mirarlo, quedamos en un silencio hasta que decidí romperlo.
– Aún así deberías cuidarte – dijo viéndome a los ojos.
– Tal vez, bueno si solo veniste a ver a qué no me perdiera, ya te puedes ir, estaré bien – dije con un suspiro
– Me retiro señorita, con permiso – dijo viéndome, lo vi alejarse lentamente hasta que se perdió entre los árboles del profundo bosque.
