Parte 3

479 68 4
                                    

Bar Alquímico
2:07 a.m.

Pov. Jennie.

Al romperse nuestra burbuja, recuerdo que aun sigo en el bar y que estaba trabajando. Ambas damos un largo suspiro de exasperación, pero no nos queda otra que girar para ver quién nos había interrumpido.

— Perdón… — dice un chico alto y de cabello castaño que reconozco como uno de los que estaban en la última mesa ocupada del bar y parecía avergonzado.

Yo en cambio lo estaba odiando en este preciso momento y al ver de reojo a Lalisa me doy cuenta que tampoco esta nada feliz. Ella clava su vista en el vaso vacío y después de tomar un hielo y se lo mete a la boca para masticarlo.

El chico no puede quitar su vista de ella y al parecer se siente culpable porque mueve mucho las manos, nervioso.

—No quise interrumpir — dice a modo de disculpa  de nuevo y Lalisa pone los ojos en blanco.

—Tranquilo — le digo fingiendo una sonrisa amable — ¿en que puedo ayudarte?

—Mi amigo y yo queríamos dos tragos de lo mismo por favor— me pide llevándose una mano a la nuca,  como si no supiera que más hacer en este momento incómodo.

Lalisa levanta la cabeza y me mira expectante,  ella ya había cumplido su parte del trato y solo faltaba la mía. Sonrío de lado y niego con la cabeza para el muchacho— lo siento. Ya vamos a cerrar

— ¿en serio? ¿No nos puedes dar ni uno más? — pregunta casi rogando pero niego con la cabeza otra vez.

El chico suspira resignado y sale de camino a su mesa para llevarse a su amigo del lugar, mientras me quito el pequeño delantal de la cintura y lo dejo a un lado.

— Espérame aquí, ahora regreso — le digo a Lalisa y salgo atravesando la puertita falsa de madera por debajo de la barra.

Me toma de la muñeca en cuanto paso a su lado y me clava sus ojos fijos en los míos — ¿a dónde vas?

Su tono ronco me derrite y me muerdo el labio por dentro de forma inconsciente — voy a cerrar — le guiño un ojo jugando y una sonrisa pícara aparece en su hermoso rostro.

Este jueguito me está gustando y mucho, ya quiero ver hasta donde llega.

Hago lo que le digo y aseguro la puerta principal, apago todas las luces del local excepto la del centro, donde está ella esperándome en la barra y me apresuro a volver a su lado.

Siento su mirada todo el tiempo, ella está estudiándome descaradamente, recorriendo mi cuerpo mientras me acerco, como yo lo hice desde lejos cuando llegó al bar.

— Ahora así ¿en que estábamos? — pregunto fingiendo inocencia y ella se agacha riendo.

— Tú, ibas a tomarte un trago conmigo — responde ella ahora guiñándome un ojo y otra vez me quedo pegada a su rostro.

— Quieres que te prepare lo mismo o… ¿prefieres algo más fuerte? — ofrezco de forma sugerente, con un reto escondido en mis palabras y ella lo nota al tiro.

— Sorpréndeme — acepta y yo meto mi mano por detrás de la barra para buscar algo al azar y cuando encuentro una botella, la levanto y sonrío satisfecha.

— ¿alguna vez has probado el tequila puro? — pregunto y ella niega con la cabeza sin despegar sus ojos de mi— lo mejor de este, es que no te da resaca en la mañana y si muuuucha alegría por la noche— le explico y ella se ríe nerviosa, aunque esta vez no estaba bromeando.

Supongo que mi tono y la tensión presente nos hacía hacer y decir cosas que probablemente se entendieran de formas diferentes.

Sirvo dos shots y los pongo en frente de cada una

SIRENA | ONE SHOT JENLISA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora