PARTE FINAL

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Ibiza - España
Hotel Almirante.
8:28 am.

Pov. Lisa

Los golpes incesantes de alguien en la puerta me despiertan bruscamente y abro los ojos luchando con la luz. ¿Qué hora era?

Busco a tientas el celular en la mesa de noche y no lo encuentro. Alarmada, de inmediato me siento en la cama más alerta pero al verlo conectado al frente me tranquilizo.

La puerta no deja de sonar y ya estaba comenzándome a doler la cabeza con tanto ruido. Me dispongo a levantarme pero me doy cuenta que estoy desnuda y las imágenes de la noche anterior me golpean con fuerza.

Busco a mi lado pero no encuentro a nadie. ¿Estaría en la ducha? Me envuelvo en las sábanas y busco mis ropa que supuse seguiría en el piso, pero no, tampoco estaba. Me giro y veo hacia todos lados y no veo nada fuera de lugar.

Todo estaba perfectamente ordenado y según recuerdo, ayer no estábamos precisamente cuidando el mobiliario de la habitación.

Confundida, voy hacia el baño y despacio abro la puerta para comprobar si aquella sirena estaba ahí, pero nuevamente me desilusiono. Por alguna razón mi corazón decae y una pena extraña se instala en mi pecho — ¿se fue?

Vuelven a tocar la puerta y esta vez logro distinguir una voz bastante familiar — Lisa… ¡Abre!

— ¡ya voy! — grito en respuesta mientras voy a buscar una muda de ropa a mi maleta y me visto lentamente aun pensando en que momento Jennie Kim se había ido.

Anoche fue tan mágico y único que ni siquiera imaginé que iba desaparecer de esta manera, sin dejar rastro, como si nada hubiera pasado.

Lo último que recuerdo es haberla visto dormirse en mis brazos, como una niña pequeña y quedarme observando su rostro hasta que yo también caí en un profundo sueño.

— ¡Lisa! — grita Rosé de nuevo y suspiro pesadamente volviendo al presente.

— ¡que ya voy! — respondo fuerte también y camino hasta la puerta para abrirle, no sin antes mirar por todo el lugar a ver si la veía por ahí, pero no, no estaba.

— Por fin… — dice ni bien abro y al verla pongo los ojos en blanco. Seguía con la ropa de anoche y aunque no era un desastre, se notaba a leguas que no había descansado.

— ¿recién llegas? — se encoge de hombros y sonríe descaradamente.

— Pensé que te habías muerto o algo.

— ¿para qué me despiertas? Vete a tu cuarto y duerme un rato o despierta a tu novia. Déjame — la mando queriendo estar sola pero no me hace caso y se mete al mío suspirando.

— Salimos al aeropuerto en una hora — me recuerda.

Cierto, hoy nos íbamos pero yo no quería. Tenía la necesidad angustiante de ver a esa mujer aunque sea una vez más, su rostro no se iba de mi mente, sus labios, su cuerpo y todo lo que me hizo sentir más allá de su contacto físico me habían marcado de forma permanente, y apenas sabía su nombre.

Para encontrarla, tendría que regresar al mismo bar esta noche, pero yo ya no estaría aquí. ¿Y si para ella solo fue algo de una noche? ¿Y si por eso se había ido así? Para evitarse la incómoda despedida…

— ¿me estás escuchando? — pregunta Rosé desde la cama y me doy cuenta que me he quedado quieta con la puerta abierta viendo hacia la nada.

— Mhmm si — reacciono y después de cerrar voy hacia donde está para alistar lo que falta. ¿Acaso solo yo había sentido esa conexión magnética con ella?

SIRENA | ONE SHOT JENLISA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora