6:20 am, 15 de noviembre de 2020
Elisa despierta más temprano que de costumbre. El aroma del café recién hecho por su madre llena el aire de su hogar, invadiendo cada rincón de la casa y proporcionando una sensación de calidez que la envuelve. Hoy es un día especial. Finalmente entregará el borrador del libro de poemas que escribió durante los meses más terribles de la pandemia. La editorial que pretende contratarla hará la primera revisión.
Es un libro con temas mayormente sociales, con apenas una pincelada de romanticismo. El tema amoroso es algo que desde hace aproximadamente dos años no tiene cabida en ella, no desde que sufrió tanto al dejar a su novia. El dolor de esa ruptura la dejó cerrada a la idea de volver a mantener una relación estable. Está a gusto sola, en su zona de confort, y ni sus mejores amigas, Diana y María, han logrado sacarla de su terquedad.
Elisa se pone su vestido favorito, uno azul claro que combina perfectamente con el color del mar que tanto ama. Abre las ventanas de su casa en Gibara y deja que la brisa marina entre, llenándose de una calma necesaria para el día que tiene por delante. Observa el mar desde su balcón, que parece saludarla con su eterno vaivén. Respira profundamente, sintiendo la serenidad que solo el océano puede darle. Toma su bolso, asegurándose de que lleva todos los documentos necesarios, y sale hacia la editorial.
Mientras camina por las calles de Gibara, su mente no puede evitar vagar hacia la conversación que tuvo con Brenda la noche anterior. Las palabras de Brenda resuenan en su mente, llenándose de una calidez que había olvidado que existía. La conexión que sintió con Brenda fue instantánea, como si hubieran sido amigas de toda la vida.
Mientras tanto, en La Habana, Brenda se prepara para una sesión de fotos en el Malecón. Hoy al fin inicia el curso de fotografía presencial que tradicionalmente imparte y que, debido al aislamiento necesario por la pandemia, no había podido desarrollar, teniendo que recurrir a las bondades del internet.
El sol brilla con fuerza y ella sabe que encontrará muchas historias interesantes para capturar. En el fondo de su mente, no deja de pensar en Elisa. Habían pasado horas hablando la noche anterior, compartiendo detalles de sus vidas y sueños. Hay algo en Elisa que la intriga, una profundidad en sus palabras que Brenda anhela explorar.
Brenda se viste con ropa cómoda pero elegante, su cámara colgada al cuello como siempre. Toma un último sorbo de su desayuno antes de salir al bullicio de la ciudad. El Malecón y la Habana Vieja la esperan, con su energía vibrante y su eterna promesa de capturar momentos únicos. Las calles de La Habana ya están llenas de vida, el sonido de los vendedores ambulantes y la risa de los niños jugando llenan el aire con una melodía cotidiana.
10:45 am
Brenda decide enviar un mensaje a Elisa antes de comenzar su sesión de fotos.
- Buenos días, Elisa. ¿Cómo te fue en la editorial? Estoy segura de que tu libro será un éxito.Elisa recibe el mensaje justo cuando está saliendo de la editorial para merendar. Sonríe al leer las palabras de Brenda, sintiendo una calidez que no había experimentado en mucho tiempo.
- Buenos días, Brenda. Todo ha salido bien, gracias por preguntar. Hoy será un día largo, pero estoy emocionada por lo que viene. Tengo más reuniones en la tarde para evaluar todos los detalles del libro. ¿Qué planes tienes tú?La conversación fluye naturalmente entre ellas. Brenda comparte sus planes para el día y Elisa le habla sobre sus expectativas para el libro. En poco tiempo, se dan cuenta de que comparten más que una incipiente amistad. Hay una conexión profunda que va más allá de las palabras.
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Nuestro amor a distancia
FanfictionDos almas, dos ciudades, una conexión virtual que desafía la distancia. Brenda, la fotógrafa apasionada por los colores de La Habana, y Elisa, la poeta de ojos profundos que escribe sobre secretos y estrellas. A través de cartas y versos, sus coraz...