Beneath the Shadows

CAPÍTULO VIII: THE GATE

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Terminamos de tapizar toda la casita, era hora de iniciar el plan. Dustin, Lucas, Max, Steve, Nancy y yo regresamos a la casa para asegurarnos.

Estaba sentada en el comedor sola cuando de pronto pude observar a Steve practicado golpes con su bate con tornillos.

—Sigue así y le sacarás un ojo a alguien.— dije.

Steve dejó de practicar, soltó el bate y se dirigió hacia el comedor para sentarse a un lado mío.

—Tus dos ojos puestos en el bate para mejor precisión.— aconsejé a Steve.

—Será difícil.— respondió.

—¿Difícil?.—

—Si.—

—¿Por qué?.— pregunté con curiosidad.

—Por qué tengo mis dos ojos puestos en ti.— no supe cómo reaccionar, solo reía para disimular mis nervios.

—¿Tú crees?.— pregunté siguiendo su juego.

—Estoy totalmente seguro.— Steve se acercaba a mi, decidido a dar un gran paso, pero ¿acaso creía que iba a caer tan rápido en su juego?.

Se acercaba a mi y puse mi mano en su pecho para poder parar a Steve a tiempo.— En tus sueños Harrington.— le guiñe el ojo y pude ver como Steve suspiró.

—No puedes hacerme esto Hargrove.—dijo mientras peinaba su cabello.

—Claro que puedo hacerlo Steve, no es tan fácil como piensas.— dije dando un pequeñas palmadas en su hombro.— Tendrás que esforzarte.—

Steve estaba apunto de hablar cuando las luces empezaron a parpadear rápidamente, Steve y yo nos dirigimos hacia la sala en donde todos nos miramos extrañados.

Después de unos minutos Hopper llegó escribiendo código morse en un papel.

—Will sigue ahí, se comunica con nosotros.— dijo Hopper mientras Dustin traía un pequeño panfleto en donde estaba el abecedario completo en código morse.

Nancy se encargaba de anotar cada letra que Hopper nos mandaba a través de la radio, hasta que por fin tuvo sentido lo que Nancy escribía.

—Cierren el portal.— dijimos todos al unísono.

Pero de pronto el teléfono sonó, Dustin salió corriendo hacia el teléfono y colgó pero este volvió a sonar. Tome el teléfono y lo arranque de la pared y lo tiré al suelo.

—¿Creen que haya escuchado eso?.— preguntó Nancy.

—Es un teléfono, puede haber uno en cualquier lugar ¿cierto?.— contestó Steve.