𝐃𝐨𝐮𝐛𝐭𝐬

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Después de bañarse y quitarse toda la suciedad acumulada durante los días de su rut, se arregló como de costumbre y salió rumbo a la oficina de Sero para ponerse al día.

Caminar por los pasillos siempre era un placer para su ego. Ver cómo cada persona que lo veía pasar agachaba la mirada y lo saludaba con miedo y respeto era simplemente delicioso.

No tardó mucho en llegar y, sin siquiera tocar, entró directamente. Agradecía que Sero estuviera en su oficina y no tuviera que buscarlo, ya que aún se estaba recuperando y su cuerpo seguía cansado.

—Veo que tu rut por fin terminó, Bakugou— dijo el zorro tan pronto como el león entró. A Bakugou a veces le sorprendía cómo su amigo siempre sabía todo.

—Sí, por fin terminó— contestó Bakugou mientras tomaba asiento en el sofá de la oficina —¿Cuánto duró?

—Cuatro días, más de lo normal pero nada de qué preocuparse— respondió Sero levantando la mirada de su trabajo. —Normalmente tu rut solo dura dos días, pero puede que ahora que sabes que tienes un mate, algo haya cambiado.

Bakugou, al escuchar aquello, no pudo evitar recordar lo que sucedió cuando recién comenzó su rut. Esa duda seguía en su mente, debía investigarlo.

—Sero, en estos días, ¿Ha habido algún infiltrado mientras estuve fuera?— preguntó el león con calma. Sero, al oír la pregunta, alzó una ceja con extrañeza.

—¿Algún infiltrado? No, todo ha estado tranquilo, la verdad— respondió Sero mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a su jefe —¿Por qué la pregunta?

—El primer día de mi rut... sentí a mi omega— ante esa revelación, Sero se puso tenso, eso no era posible.

—¿A ese agente? Eso no puede ser— respondió el zorro, confuso, mientras volvía a sentarse —¿Estás seguro?

—Completamente, Sero. Sé que sentí a mi omega aquí, en la mansión.

Sero simplemente se quedó callado. Realmente quería creer que su jefe estaba alucinando, pero lo conocía perfectamente. Conocía a Bakugou desde que eran niños; su familia siempre había trabajado para los Bakugou, así que desde su infancia fue criado para ser la mano derecha del siguiente al mando.

Así que sabía que, incluso durante esos días en los que el raciocinio se desvanecía, el león era completamente consciente de sus acciones. Si decía que su mate había estado cerca, entonces era cierto.

—¿Qué pasó exactamente?— preguntó Sero.

—Mi rut comenzó en mi oficina. Mis recuerdos son borrosos, pero recuerdo estar corriendo por los pasillos de la mansión persiguiendo a alguien— comentó el león, tratando de recordar —Lo siguiente que recuerdo es ver a alguien por la ventana corriendo hacia el bosque. Después de eso, nada.

Sero se llevó la mano al mentón mientras reflexionaba —De hecho, cuando te encontré, estabas en una de las ventanas del ala oeste que da al bosque, cerca de las cuevas— mencionó el zorro. —Me pareció extraño que estuvieras allí, pero no le di mucha importancia.

—¿Y... no encontraron a nadie?— preguntó Bakugou.

—Absolutamente a nadie, Bakugou— respondió Sero.

Al escuchar eso, Bakugou decidió que lo mejor sería dejar el tema por ahora. Podría ser que hubiera sido solo una alucinación, aunque aún lo dudaba. De todos modos, tenía otras cosas que atender.

—Dejemos el tema, tal vez solo fue mi imaginación necesitada— dijo Bakugou, restándole importancia.

Sero se quedó en silencio, no convencido de que fuera solo eso. Decidió investigar. Alguien debió haber estado en los pasillos ese día y haber visto a la persona que perseguía su jefe.

𝕱𝖔𝖗𝖇𝖎𝖉𝖉𝖊𝖓 𝕱𝖆𝖙𝖊 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora