El Destino De Los Culpables

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El estrés lo estaba matando, sentía una gran presión en la espalda y un gran pánico en su cuerpo, la máquina de su cabeza pensaba y pensaba en todo tipo de argumentos y posibles respuestas, tal vez algún vacío, alguna incoherencia o conveniencia que le permitiera defenderse de esto, cualquier cosa. Mientras este tormento pasaba por su cabeza Josh estaba siguiendo de cerca al hombre de metal #300, a diferencia de él el robot parecía bastante indiferente y despreocupado ante toda la situación como es natural para un ser sin pensamiento propio ni sentimientos, su forma de caminar denotaba cierto nivel de dureza y meticulosidad, cada paso parecía cuidadosamente calculado por la máquina y cada movimiento estaba delimitado de manera justa para que cada paso fuera en velocidad óptima, todo lo que involucraba a la máquina en cierta medida fascinaba a Josh pero no tenía mucho tiempo en apreciar al hombre de metal teniendo en cuenta que estaba a punto de ser enjuiciado por asesinato. No hace falta decir que el estrés que se siente en este tipo de situaciones no ayuda mucho al proceso de encontrar soluciones.

Cuando salieron del edificio pudo sentir como mil miradas de un peso indescriptible lo miraban, todas miradas desconfiadas llenas de asco y despreció de los habitantes de la zona, podía sentir su desdén e incluso su miedo por él, al fin y al cabo la gran mayoría de ellos han vívido aquí toda la vida jamás han vívido la brutalidad de las zonas libres o las guerras de barrios, seguramente veían a Josh como un asesino loco con intenciones oscuras y enfermas. Josh soltaría una pequeña risa ante este pensamiento aunque no negaría que llegase a serlo él mismo teniendo en cuenta todas las locuras que habían acontecido en el día. También noto cierto nivel de indiferencia por parte de la gran mayoría de huesudos, algunos le daban una mirada que él no podía leer y otros simplemente parecían ni notarlo, casi como si no estuvieran enterados de lo que había hecho incluso huesudos que estuvieron en la fábrica en el momento del asesinato parecían completamente indiferentes ante su presencia, esta es una característica bastante curiosa que había notado en varios huesudos a lo largo de su vida como por ejemplo el vagabundo que vivía en las puertas de su antiguo barrio el cual siempre demostró un montón de indiferencia ante un montón de situaciones horribles que ocurrían cerca de la puerta, después estaban las miradas de los cuervos, los cuales se veían ¿emocionados? ¿Curiosos? Verdaderamente Josh no lo podía diferenciar la verdad solo podía ver como los cuervos se agachaban para verlos mejor por donde pasaban Josh y #300, los cuervos eran bien conocidos por su naturaleza chismosa y vulgar desde el día que llegaron a la Ciudad, se les notaba cierta emoción o al menos curiosidad por toda la situación que se estaba desenvolviendo, se podía escuchar pequeños susurros y chismorreos entre los cuervos, algunos que Josh pudo detectar.

-espero lo ejecuten en publico sería divertido- susurro un cuervo.

-yo vi cuando mato a al otro sujeto, estaba gritando como un loco del Panaseum-

-yo creo que a de tener algún problema mental, seguro que es esquizofrénico-

-¿alguno ha ido a ver su departamento? Yo no me atrevo, me da un mal cuerpo horrible-

El comentario del ultimo cuervo le hizo recordar algo a Josh de inmediato.

-oiga....este....señor 300, ¿dijiste que habían mandado a mas personas a buscarme?- pregunto a #300 algo intimidado.

-trabajadores del señor Weller, el señor Schmidt, el señor Krüger y el señor Braun fueron mandados a su apartamento para llevarlo a un lugar de confinamiento pero según ellos sentían una sensación potente de miedo e incomodidad cada que trataban de entrar o acercarse-explico en su voz muerta y monótona-, algunas de las personas que vivían en los apartamentos arriba del suyo incluso decidieron abandonar el edificio por completo y por lo que detecto de los susurros de los cuervos ellos tampoco se han atrevido a hacer ninguna aproximación, pero los señores Krüger y Weller se lo atribuyen al miedo que la gente le tiene a usted.

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