CAPITULO 5

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La medianoche terminó, pero aún puedo escuchar el sonido de las campanadas retumbar en mis oídos, mi boca la siento reseca y con un sabor metálico de hierro, no recuerdo el momento donde caí inconsciente o cuando fue en el momento en que mí cuerpo...

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La medianoche terminó, pero aún puedo escuchar el sonido de las campanadas retumbar en mis oídos, mi boca la siento reseca y con un sabor metálico de hierro, no recuerdo el momento donde caí inconsciente o cuando fue en el momento en que mí cuerpo perdió todas sus energías; Me siento pesado, mis ojos pesaban y luche por abrirlos. Escuché las pisadas y el sonido de un carruaje siendo arrastrado, el viento me golpeaba en la cara. —«...Hace mucho más frío de lo usual.»— Refleje leve molestia al brutal clima. Suelto un quejido de dolor al intentar mover mí cuerpo, cuando mis ojos se abren y mi vista enfoca el oscuro cielo nocturno, veo los copos de nieve caer y posarse en mis pestañas, parpadee un par de veces. El invierno es una época dura en los últimos años desde que el Fimbulvetr llegó cinco meses atrás, cada vez que la nieve era blanda y caía con lentitud; Una tragedia ocurre.

Mire a mi alrededor, cuando alce mi vista me di cuenta de una cosa, estaba solo en medio del bosque y el carruaje se mueve como sí dos corceles invisibles estuvieran estirando de las cuerdas; Fruncí levemente mí ceño, "Genial, me ha abandonado" Pensé con frustración mientras el carruaje se detuvo entremedio de la nieve lo que me saco un quejido de dolor al brusco movimiento. Llevo una mano a la boca de mí estómago intentando recuperar la compostura, no había nada que me pudiera ayudar en ese momento a la mitad de un bosque.

Me levanté y salí del carruaje apoyando mi cuerpo contra la madera, mis pies tocan la helada nieve y se hunden en ella, un hormigueo recorre mí espina dorsal al contacto frío de la nieve, camino entre la nieve haciendo caso omiso a los temblores en mí cuerpo. Sigo buscando con la mirada un rastro de Eifer pero lo único que me acompaña es la luz de una lámpara de mano para iluminar el camino, el fuego era diminuto por el fuerte viento que lo disminuye. Por inercia observo mi mano, la abro y cierro buscando alguna cicatriz o rastro de ruptura, estaba completamente intacta. Pero algo no andaba bien, Eifer no es capaz de abandonarme un solo segundo en mí estado. Y sobre todo...El pequeño.

Un golpe de angustia me atacó como un balde de agua fría, busque por los alrededores una señal o rastro del pequeño humano y sin embargo no he logrado sentir una presencia cercana u indicio similar, el viento me empujaba con fuerza hacía atrás impidiendo avanzar, apenas podía ver el camino frente a mí y tan pronto como mi espalda chocó contra el carruaje una brisa violenta recorrió por mi pecho y me saco el aire de los pulmones y mi vista empezó a ponerse borrosa.

No pude ver más nada fuera de mi enfoque hasta que mis ojos se posaron en un punto fijo, un movimiento extraño entre los troncos de los árboles llamó mi atención hasta que esa cosa extraña se movía con rapidez y acercándose más a mí, trate de abrir los ojos para ver de qué se trataba, todo estaba tan oscuro y eso incluso me alarmaba aún más.

El pánico se estaba apoderando de mí, alguien estaba ahí en el bosque, acechándome como una presa, fueron aterradores los pensamientos que se me cruzaron por la cabeza que en ese momento olvide hasta cómo respirar.

Recorrí todo el lugar con la mirada pero no había nada, no obstante, la sensación de tener un objeto pesado por encima de mi pecho no se quitaba y mucho menos la sensación de sentirme observado, mi mirada se mantuvo en ese punto fijo como si estuviera esperando que algo saliera y saltara arriba mío, como sí lo que estuviera escondiéndose en la oscuridad de la noche se mostrará; Pero no sucedió, llegué a pensar que lo estaba imaginando, tal vez hasta lo estaba soñando, mi corazón dejó de palpitar con rapidez y pude respirar cuando esa sensación de pesadez abandono mi pecho.

Cor Semidei: Avaricia y Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora