❇ᭂEl imperio de Arbezela tras la subida al trono de Ariana, tubo una época de paz y prosperidad, al menos así fue durante 8 años, una nube roja que se alzaba en los cielos era signo de una catástrofe eminente. Una devastación sin igual cayó en el im...
Él joven miraba el cielo nublado, mientras acampaba junto a sus compañeros de combate, la noche había caído antes de lo previsto debido al mal clima, ambos ejércitos se retiraron del campo de batalla, ya que debido a la fuerte lluvia era imposible tener una buena visibilidad, como si se hubieran coordinado detuvieron el combate casi al mismo tiempo.
Link que yacía perdido en sus pensamientos fue jalado por uno de los caballeros, el cual lo hizo entrar al refugio, lo regaño ya que estaba empapado, haciéndole hincapié en el hecho de que lo necesitaban saludable, no necesitaban carga extra, Link se limitó a sólo mirar al caballero sin decir nada, para luego sentarse a la orilla del refugio arriba de un tronco mal cortado, se quedó mirando el brazalete que había recibido de la segunda princesa.
Sus demás compañeros solo lo miraron unos segundos extrañados y hablando chismes sobre él, había quien estaba celoso de los privilegios que gozaba él joven, si bien combatía por órdenes de sus comandante el no debía de ir al frente, más bien debía de estar en la retaguardia, prácticamente debían de cuidarlo, la razón de esto solo la sabía el comandante.
Días atrás durante uno de los combates, había recibido una carta, la cual había sido enviada por el mismísimo emperador, en la cual revelaba que Link era su sobrino y pedía que este no fuera enviado a la línea de enfrente, prácticamente pedía que el joven volviera a salvo al imperio, a decir verdad esto sorprendió mucho al comandante, ya que él siempre creyó que Link era simplemente un niño que había sido traído para ser el amigo de la segunda princesa, era algo común entre los nobles traer niños de otros nobles o niños sin hogar para ser compañeros de juegos y el casi estaba seguro de que Link era eso, pero se había equivocado.
Los días pasaron, la lluvia no había sezado para nada, pero si había disminuido, el campo de batalla se había vuelto un río de sangre, Link desde atrás combatía, pero los de la línea de enfrente eran quienes a los que peor les iba y entre ellos estaba Nell Phatom, de entre todos era quien más detascaba en combate.
Sin embargo debido al mal clima a muchos se les dificultaba luchar, Link había tenido un descuido, no se había percatado de que había alguien detrás de él, de no ser por que el brazalete empezó a brillar y formó a su alrededor un extraño escudo de agua es que hubiera sido gravemente herido, no tuvo tiempo para procesar lo que pasaba por lo que acabó con su enemigo sin titubear.
Cuando se dio cuenta de lo que podía hacer el brazalete que Tonelico le había dado es que se aventuró a ir al frente, era como si la misma lluvia se hubiera puesto de su lado, era algo que ni el sabia explicar, pero aprovecho esto y lo puso a su favor.
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Mientras la guerra estaba en curso, Tonelico empezó a tomar clases de sucesión, desde pequeña sabía que ella sería la próxima en subir al trono, y coronarse como la primera emperatriz, y todo esto era debido a que ella fue elegida por Astotelia desde antes de nacer, de hecho su nombre se debía al brillante futuro que ella traería al imperio, significando "Cielo brillante", era un nombre muy bonito desde su punto de vista, pero nunca faltó quien digera a sus espaldas que parecía un nombre demasiado masculino, y que posiblemente esperaban a que fuera un varón, pero terminó siendo una niña.
No todos los nobles aceptaban que fuera la próxima en la línea de sucesión, sin embargo su padre ya había hablado, por lo que prácticamente nadie rechisto, pero aún así eso no evitaba que hablaran a sus espaldas, era un camino difícil, para muchos podría parecer como algo bueno, pero había más responsabilidades que otra cosa, sin embargo Tonelico estaba determinada a convertirse en el mejor gobernante de la historia de Arbezela.
A la vez también seguía tomando clases sobre la magia, esto bajo el cargo de su tío Alva, el cual era considerado como el mejor mago de la historia del imperio, sin embargo debido a su hermano mayor este no fue a la guerra, por ello se dedicaba más a la enseñanza de la joven princesa.
Tras algunas semanas de arduo trabajo tanto en el palacio como en el campo de batalla, llegaron algunos días relativamente tranquilos, Alva había pescado un resfriado, por lo que Tonelico se la pasó en la torre del mago cuidando de su tío, con permiso de su padre.
Mientras que Link debido a que el clima había mejorado, pudo luchar de mejor manera, cosa que beneficio a ambos ejércitos.
Pero con esto se venía el cambio de estaciones, si bien los días habían sido soleados en el aire se podía sentir el frío que anunciaba el invierno, y justo la noche en que empezó a nevar, Tonelico se sento a un lado de su tío y le empezó a leer un cuento de hadas, para que pudiera descansar, y más en una noche fría, tras relatar prácticamente la mitad de la historia que la joven había leido, es que Alva cayó dormido, Tonelico sonrió y arropo a su tío, debido al frío que hacía.
Alva apareció en medio de lo que parecía un campo de batalla, había cadáveres por todas partes y el cielo estaba rojo como la sangre, pero lo que más llamó su atención fue ver a su sobrina en el suelo.
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Podía ver en su mirada que algo terrible había ocurrido, pero por más que la llamaba ella no respondía, al acercarse más pudo notar que ella estaba catatonia, mirando el cuerpo inerte de quien alguna vez fue su hijo. La joven estaba llorando, mirando a aquel joven que estaba un poco más adelante de ella, para luego oírse un fuerte chillido proveniente de la joven y junto a esto pudo notar como su hermoso cabello rubio pasó a ser de un color distinto y como ella juraba destruir a alguien, sin embargo no pudo escuchar a quien, despertó en su habitación sudando y mirando a la joven la cual hacía dormida en el sofá que estaba en su habitación.
Alva: Fue una premunicion... —dijo en voz baja, fue cuando recordó el sueño que había tenido tiempo atrás
Sin embargo Astotelia miraba desde una esquina de la habitación, titubeo sobre si decir la verdad o dejar que las cosas siguieran como hasta ahora.
