Aún le daba miedo la idea de entender y aceptar que su sexualidad había cambiado y que, definitivamente, ya no había retorno con ello. Pero era un hecho, podía sentirlo con todo lo que provocaba esa mujer en su cuerpo y mente, que la hacía desear más y más.
¿De qué se trataba eso que estaba sintiendo? Bullía y ardía en su piel, su temperatura corporal estaba tan alta que pensó que pronto se consumiría, jamás había sentido que pudiera alcanzar un estado similar sin sufrir una enfermedad, era intenso y parecía inutilizar todos sus sentidos por la excitación.
Tan solo con sentir la textura de sus labios suaves entre los suyos, contra su lengua, abría su mente a un remanso de sensaciones que jamás creyó que pudiera sentir a causa de alguien más. Pensamientos bonitos y no tan decentes, todos a la vez y que la perturbaban por completo. De pronto, deseaba trazar todo su cuerpo con sus labios, con su lengua, impregnarse del sabor de cada milímetro de su piel como nunca lo había sentido antes con otra mujer, vaya, con otra persona antes. La sensación casi aturdidora, amenazaba con dominarle todos los sentidos a la vez.
Cuando la nipona soltó sus labios y tiró del agarre que tenía contra los cabellos de su nuca, jadeó dejándose invadir con la nueva sensación. Estaba siendo relativamente brusca en su agarre, pero en vez de irritarla, la excitaba aún más, a la vez que sus húmedos labios se embarraban y alternaban por su cuello, mejilla y mentón, haciéndola gemir casi que sin su consentimiento. Su estómago se revolvía y el corazón parecía que se le escaparía por la garganta hasta que pudiera masticarlo.
Dahyun sentía que podría desmayarse en cualquier momento, cuando los dientes de aquella mujer pinchaban la base de su cuello y luego se extendía sin prisa por su hombro entre mordisco y mordisco. Se removió como si hubiera recibido una descarga eléctrica, a causa de los escalofríos que la invadían y Momo admiró las suaves manchas rojas que iba dejando sobre su suave piel.
—¿Qué es e-eso? Oh, ¿Qué e-es...? U-unnie... —insistió la menor con desespero, mientras la japonesa se abrazaba a su cintura para que no se apartara del acercamiento que exigía su cuerpo y seguía pellizcando la sensible piel de su cuello con sus dientes.
—Se llama lujuria, deseo, pasión, Dahyun-ssi ¿Lo sientes? Te deseo tanto... Siénteme... —ronroneó ahora contra sus labios, enterrando los dedos contra sus costillas por debajo de la gran camisa a cuadros que Dahyun tenía puesta esa tarde.
—Oh por-por Dios... —jadeó la coreana, intentando apartarse de esa sensación pero a la vez con deseos de acercarla más contra su piel. La mayor la sostuvo ahora desde su baja espalda, contra su cuerpo para que no huyera.
—Tienes una piel tan suave... —musitó contra su garganta, cuando alcanzaba el primer botón de su camisa.
Dahyun jadeó incontenible descubriendo cómo iba desprendiendo la prenda. Solía llevar esa amplia camisa y nada más que un sujetador de algodón cuando estaba en casa, pero en ese preciso momento, parecía ser muy oportuno para el fácil acceso a las intenciones de la mayor.
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Don't Blame Me || Dahmo
Fiksi PenggemarDahmo> "No, nadie podía juzgar a Kim Dahyun por conocer el amor de modo intempestivo a solo tres meses de contraer matrimonio con su novio de la adolescencia, siquiera si lo hacía en los brazos y por los besos de Hirai Momo, su terapeuta" • Momo ||...