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Severa Snape podía aguantar cualquier cosa que se cruzara en su camino; aguantar a su abusivo padre y a la sumisa de su madre sus diez primeros años de vida; pan de cada día; tratar de ignorar el bulling de cuatro idiotas de Gryffindor, no hay problema; haber sido el hazmerreir de su casa entera en sus años de escuela, fácil; pero, si hay algo que ya es ridículo es lo que su figura paterna, la persona que cuido de ella y le enseño todo lo que sabia de la vida le estaba pidiendo.

¡ME REHUSÓ A CASARME CON ESE MAL NACIDO!— grito a todo pulmón mientras daba vueltas por la oficina de su padre adoptivo, Albus Dumbledore.

Severa, entiende por favor...— Dumbledore trato de razonar con ella, el sabia lo testaruda que su hija adoptiva solía llegar hacer, después de todo el la crió después de que se le fue notificado de la muerte de Eileen Snape a manos de su esposo, Tobias Snape y que este horas después muriera al caer con las botellas que estaban tiradas por el suelo y se golpeara la cabeza con la mesa de sala.

Pero no es justo, no quiero tener que casarme con un anciano— los cuadros se rieron un poco por la actitud infantil que la mujer de diecinueve años estaba tomando pero se callaron cuando esta les dirigió una mirada asesina.

Y créeme que te entiendo pero, el solo te lleva diez años— las mujeres de los cuadros voltearon los ojos ante lo estúpido dicho por el director.

No creo que ella se refiriera a eso director.

Lo se...

Por favor papá...— ahora si Albus sabia que lo había arruinado —No me pidas que me case con Voldemort...— rara veces Albus la había visto llorar —Me pediste que fuera tu espía en los mortifagos, lo hice... me pediste terminar mi amistad con Lily, también lo hice... por eso yo te pido... no, te suplico... no me entregues a ese hombre...

Lo siento querida— bajo la cabeza —Pero ya el ministro esta enterado de todo.

¿De... de todo?— su padre asintió con la cabeza —Bien...— salio de la oficina hacia su recamara privada que estaba cerca de la de su padre.

DÍAS ANTES EN LA MANSIÓN MALFOY

Un hombre alto y de cabello castaño oscuro estaba sentado en uno de los sillones de su recamara privada leyendo un libro de artes oscuras y bebiendo una copa de whisky de fuego cuando escucho el sonido de una aparición afuera en el pasillo.

¿Me llamo mi señor?— Abraxas Malfoy acababa de aparecer afuera de la recamara donde su amo se estaba hospedando, para el y el reto de la familia Malfoy era un honor tener bajo su techo al mismo descendiente de Salazar Slytherin.

Pasa Abraxas— el nombrado tembló un poco al escuchar la voz profunda pero tenebrosa de su amo, vacilando pero sin ser notado se acerco a el —Escucha, recuerdas esa vez que hablamos, donde me dijiste que me hacia falta algo— el hombre rubio se quedo pensando, maldecía su poca memoria —Como veo que no lo recuerdas te lo haré mas fácil, me dijiste que no podría gobernar el mundo mágico sin alguien a mi lado, sin tener... una reina— ahora si Abraxas logro acordarse de esa conversación hace un mes atrás.

Mi señor... acaso... creo que lo que me esta diciendo es...

He decidido sentar cabeza— esto sorprendió al hombre mayor —Pero no con cualquier bruja.

Obvio no mi señor, si usted quiere le traeré a las mejores brujas solteras como posibles opciones para matrimonio— si antes maldecía su poca memoria ahora maldecía no haberse casado después de la muerte de la madre de Lucius, podría haber tenido una hija y haberla ofrecido a su señor.

No sera necesario, ya tengo a la elegida y no creo que se atreva a rechazar la oferta— una pequeña sonrisa maligna apareció en sus labios.

¿Y puedo preguntar quien es?— pregunto un poco temeroso de que su señor se enojara y lo cruciara ahí mismo —Si no es mucha molestia.

Supongo que recuerdas a la pequeña Slytherin— volvió a llenar su copa con whisky —Severa Snape.

Abraxas arrugo la cara con asco al escuchar ese nombre —Si mi señor, la recuerdo— la verdad es que no confiaba en esa mujer, no solo porque fuera una asquerosa mestiza sino porque también tenia el presentimiento de que había algo que escondía.

Pues imagínate que cierta ratita me contó de que es la hija adoptiva de cierto director de cierta escuela mágica aquí en Inglaterra— Abraxas abrió los ojos de la sorpresa —Al parecer lo ha sido desde la mitad de su primer año de escuela— volvió a sonreír mas malignamente —Y ahora con ese estúpido tratado de paz que proximamente firmaré con el ministro tanto mágico como el muggle podre tener a la hija de Dumbledore bajo mis manos— Abraxas tapo su boca y nariz al sentir la magia pesada de rencor y odio que Tom Ryddle cargaba hacia el director de Hogwarts, y para el que mejor venganza que obligarlo a entregarle a su hija en el altar —Escribe una carta a Minchum, dile que ya elegí a mi futura esposa.

Pero mi señor... y si... ¿se resiste?

¿Dumbledore? no haría tal cosa, después de todo es por el bien común— lo ultimo lo dijo imitando la voz del anciano adora caramelos de limón y procedió a tomar un trago de su bebida —Aun si eso significa sacrificar a su propia hija— Tom lo sabia tan bien, ya sabia que Severa Snape confabulaba con Dumbledore a sus espaldas pero, no sabia hasta que punto; y el hecho de que la rata de Pettigrew fuera el que le dijera que ella era la hija de su antiguo director todos sus planes se arreglaron por si solos, lo único que odiaba era saber que cuando firmara ese odioso tratado de paz tendría que desmantelar a los mortifagos y no volver hacer maldades a las dos comunidades —¿Y bien Malfoy?, ¿Que esperas?— el nombrado se fue corriendo cerrando la puerta —¡Oh Dumbledore!— se burlo de la actual situación —No debiste haber dicho que aceptabas cualquier cosa que yo solicitara— revolvió los hielos de su vaso —Debiste haber esperado para saber cual era mi demanda, cabra vieja— termino de beber el contenido de su vaso y se levanto para buscar su próximo libro.

TODO POR UN BIEN MAYOR || female Severus ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora