Capítulo 25: Donde el polvo puede depositarse.

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Al final pidieron que les empacaran el yaki udon para llevar, porque el entusiasmo no les abrió más espacio en el estómago. La nueva ración fue guardada en una caja, la caja en una bolsa de papel que Sasaki-san recogió después de pagar el importe exacto. Sin más asuntos pendientes en ese lugar, se levantaron, agradecieron por la comida y emprendieron el camino de regreso. Mientras se alejaban, Kazutora alcanzó a leer la hora en el reloj del establecimiento: las 14:00. En la escuela Mizo faltaba poco para que diera inicio el último bloque de clase.

"Hanemiya-kun."

Kazutora volvió la mirada hacia el psicólogo y vio que le ofrecía un chocolate.

"Espero que para el postre sí tengas espacio."

"Ya sé, subestimé mi apetito allá atrás." Se disculpó, aceptando el dulce.

"No te preocupes, Hanemiya-kun. Así tienes algo para comer más tarde." Dijo, sacando otro chocolate del bolsillo interno de su chaqueta. "Aunque me gustaría que fuera algo de mejor calidad."

"No sabía que tuviera un paladar tan exigente."

"No estuvo mal, lo admito. Sin embargo, conozco un sitio que tiene los mejores fideos de toda la región de Kanto."

"¿Ah, sí?"

"Ya que tú cumpleaños se acerca, si para ese día no tienes planes, puedo llevarte."

"Siempre que usted pague, iré."

Kazutora se llevó a la boca el chocolate que, para su sorpresa, no tenía gusto a tabaco.

"Volviendo a lo que nos atañe hoy, deberías adelantarte." Propuso Sasaki-san. "Ve y busca al chico ese en lo que voy a traer la moto. Luego nos reunimos en la entrada de la escuela."

"Me parece bien."

"No olvides mostrarle la nota." Le recordó. "¡Oh! E intenta no asustarlo demasiado."

"¿Qué insinúa?"

"Suerte, Hanemiya-kun."

Sasaki-san se dio la vuelta y empezó a caminar en dirección del lugar donde habían estacionado. Kazutora no perdió el tiempo e hizo lo propio, poniéndose en marcha.

Tal como recordaba, la escuela secundaria Mizo era una institución de puertas siempre abiertas. Por eso no le extrañó que nadie lo detuviera al cruzar la reja, ni al cruzar la puerta del bloque principal; porque con la misma facilidad se había escapado de clase en incontables ocasiones. Entraba y salía quién deseara, a la hora que deseara. Era natural. Al punto que de no ser por su apariencia, si luciera el atuendo de estudiante promedio, hubiera pasado desapercibido. Pero no era el caso, las miradas siguieron al chico extraño, y Kazutora, acostumbrado a ser el punto de fuga de la habitación, siguió su trayecto.

Dada la cantidad de personas de su edad recorriendo los pasillos con prisa, se intuía que el último bloque de clase había empezado recién. Consciente de que eso retrasaría su búsqueda, en especial porque no tenía ninguna pista fuera de conocer el grado que cursaba Takemichi, Kazutora suspiró y subió al segundo piso, donde estaban los salones ocupados por los de segundo.

"¡Oi!" Llamó al primer estudiante que vio. "Sí, tú. Estoy buscando a Yamamoto Takuya. ¿Lo conoces?"

"No. Lo siento."

El chico aludido entró a su salón sin dar derecho a réplica.

"Gracias por tu ayuda..."

Kazutora se encontró en la misma situación. Casi la misma, en realidad. Ya no podía preguntarle nada a nadie. El pasillo se había vaciado.

El chico que conocí en el reformatorio ||俺が更生施設で会った少年||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora