Capítulo 5: El Hombre Que Lo Tenía Todo

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¿Qué serías capaz de hacer por la persona que amas?

Muchos de nosotros seríamos incapaces de poder siquiera dimensionar el peso de esta pregunta, las razones son varias, pero la importante es que hacerlo es una cosa muy diferente a pensarlo.

Podría ser repetitivo decir que esto empezó una mañana en casa de Nia, sin embargo, hoy fue diferente, comenzamos esta mañana, cerca de ella, para ser exactos, en una azotea que quedaba a un par de calles de la casa de la dichosa chica. En dicho lugar teníamos a un tipo, exactamente era aquel Wizard rebelde que había sido liberado por Mr. President la noche pasada, el traía puesto un traje básico, era el que se usaba para los prototipos masculinos, dejando atrás aquella maravillosa pieza de tecnología que solía poseer. A su lado había restos de basura, que eran de un par de alimentos que el presidente le había comprado en unas máquinas expendedoras, había sido claro con sus palabras, debía de obedecerlo al pie de la letra si quería de vuelta su libertad, y él no quería volver a aquel horrible infierno en el que estuvo unos días.

Unos binoculares hicieron presencia una vez que el sol había alcanzado cierta posición, con eso pasó a ver por la ventana de Nia, esta se levantaba para apagar su alarma e irse a bañar, fue ahí que pudo darse un pequeño descanso habiendo ya calculado en cuanto tiempo ella saldría de su departamento. Cuando el tiempo había sido el adecuado, se pudo ver la silueta de la joven comenzando a caminar en dirección al estacionamiento, sin embargo, ella no esperaría que su vehículo había sido alterado para tener una pequeña falla; no letal, ni mucho menos peligrosa, solo lo suficiente como para que no pudiera usar el auto. Nia estuvo dentro del auto por unos ratos tratando de encenderlo, pero sus intentos fueron fallidos, entonces ella giró sus ojos molesta para bajarse, parecía que decidió usar sus pies en esa ocasión.

Junto a los pasos de la dama, aquel Wizard empezó a caminar por las azoteas de los edificios para comenzar a seguirle, ella no lo esperaría jamás, era obvio, sin embargo, hemos estado olvidando algo importante, una tercera presencia, aquel prisionero que fue liberado por Mr. President además del Wizard. Agotado, hambriento y frustrado, eran las palabras que podían caracterizar aquella persona de ahora cabello largo por el tiempo inexacto en que lo mantuvieron cautivo, ese tipo ahora también caminaba por la ciudad, pese a su apariencia que podía resaltar por parecer un vagabundo, él podía pasar desapercibido debido a que aún era bastante temprano. Las órdenes del superior de aquel Wizard fueron claras, tuvo que intentar llamar la atención de aquel hombre, aunque tuviera que ser obvia su presencia ante él, tenía que forzar un encuentro a como diera lugar.

Era como jugar al juego del gato y el ratón, moverse por el lugar usando de referencia la posición de Nia, tratar de mover al tipo como diera lugar, a través de callejones, avenidas y demás lugares, tenía que hacerlo rápido antes que Nia pudiera llegar a la estación del metro de la ciudad, pero obvio, no tardaría mucho en pasar eso. Aquel tipo se tuvo que mover con velocidad hasta llegar al lugar en donde Nia estaba ubicada, pese a que era un traje básico, era bastante funcional, por lo que tomó de improviso a la dama, tomándola del cuello con fuerza, empuñando con su mano libre una espada típica de los Wizards, era evidente que intentaba hacer, o eso aparentaba.

La saliva pasó por la garganta de Nia, su rostro quedó pálido, estaba obviamente asustada por esa situación, parecía que en cualquier momento sería apuñalada, sin embargo. Un pequeño destello de energía hizo presencia en el lugar, la chica que antes estaba siendo agredida de pronto se vio liberada, de repente aquel tipo se había convertido en un peluche, Nia de inmediato supo de quién era, claro, era Natsumi. Pese a eso, cuando ella levantó su mirada, lo que vio, la hizo casi colapsar de la impresión.

Ojos de color café, cabello color azul con una larga extensión por el pasar de los meses, un cuerpo en el cual sus huesos se remarcaban con su piel, un olor terrible, junto a unas facciones en el rostro que denotaban el sueño, sus piernas temblaban, tenía marcas en las muñecas que demostraban que él había tenido algo oprimiéndolo desde hace tiempo. Aquella persona que había salvado a Nia, había sido, Shido; el verdadero Shido.

Date a Live: Mr. PresidentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora