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lea's pov
El día en el que tendría una misión había llegado, no era algo que esperaba con muchas ansias, pero está misión iba a ayudar a que la gente me mire con orgullo, y pueda sentirme orgullosa.
Guarde mis cosas en una pequeña bolsa, un mini kit de primeros auxilios, y frutos secos por si no conseguiamos comida. Además me puse una pulsera que me había regalado mi padre, se podía convertir en un arco con flechas ilimitadas, no solía usarlo en el campamento, pero tal vez en esta misión pueda usarlo.
Saliendo de mi cabaña me encontré a Melody, que al parecer me estaba esperando.
—¡Lea! ¿ya te vas? ─ habló con tristeza la rubia.
—Sí, te voy a dejar sola por un tiempo ─ dije con tristeza.
—Ya no voy a tener a quien decirle todos los chismes que me entero ─ siguió hablando Melody con tristeza.
—No me recuerdes eso, me van a dar ganas de llorar ─ bromee.
Las dos reímos y nos quedamos platicando un largo rato, podría decir que hasta olvide la misión.
—Me tengo que ir, se me hace tarde ─ la abrace antes de irme al punto de reunión.
Llegué al punto de reunión encontrandome a Percy platicando con Grover, y Annabeth a lo lejos despidiéndose de Thalia, me acerque donde estaba Percy y Grover.
—Va a extrañar mucho a ese árbol, ¿no? ─ comentó el rubio.
—Cuando Annabeth, Luke y Thalía venían al campamento eran perseguidos por agentes de hades ─ le dije.
—¿Furias? ¿Cómo la señora Dodds?
Lo mire confundida por esa comparación, ¿quién era la señora Dodds?
—Sí, su nombre es Alecto ─ agregó Grover.
—Bueno... Thalía quería ganarle tiempo a Luke y Annabeth, pero salió mal, así que Zeus intervino y la transformo en un árbol. ─ lo mire.
—La mejor idea que tuvo el ser más poderoso del universo para salvar a su hija ─ tomo una pausa para pensar en que decir —¿fue convertirla en un árbol?
—Fue la semidiosa más valiente que conocí ─ interrumpió Annabeth —Lucho valientemente y tuvo el destino de un héreo.
—Más bien tuvo el destino de un pino ─ corrigió Percy.
Mire mal a Percy y le hice una seña para que no siguiera hablando.
—Los hijos prohibidos siempre están en peligro, incluso los más fuertes ─ comenté.
—Exacto, si quieres sobrevivir tienes que hacer todo lo que te diga, ¿te queda claro? ─ dijo antes de empezar a caminar.
—¿Quién le dijo que estaba a cargo? ─ agregó el rubio.
