OCHO

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O a lo mejor es que, en el fondo, no me comprendo a mí mismo y los cuestiono para defenderme. No importa, termino regresando aquí. Pero ellos, cuando se enteran, hacen preguntas. ¿Cuántos ejemplares has vendido? ¿Con qué editorial lo publicaste? ¿Cuánto dinero has ganado? Suelo sonreír lastimosamente, dar tres o cuatro explicaciones, cambiar de tema, mientras anhelo regresar al adagietto o al Riders on the Storm.

En realidad te escribo porque hoy he visto a una chica haciendo a la ciudad y me he quedado mirándola, ella se ha llevado la cámara al pecho al cruzarse nuestras miradas.  

La chica de la cámara de fotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora