1

2.8K 48 0
                                    

Violeta

Salma me había engañado. Había jugado conmigo y me había dejado sin nada. No sabia a donde ir, no sabia que hacer pero tenia claro que tenia que salir de aquí. No era fácil asimilar todos los cambios que estaban sucediendo en mi vida. No era fácil descubrir que tu mujer/esposa, la que siempre pensaste que era el amor de tu vida, te había engañado así.

Todo había pasado mu rápido. Descubrir su engaño, el asalto a la casa... La cabeza me daba vueltas mientras la policía me preguntaba muchas cosas para las que no tenia respuesta. Intentando recordar los últimos acontecimientos les explique que me había llevado hasta aquí.

La semana anterior descubrí que mi esposa, Salma, me estaba siendo infiel. Volví mas pronto del trabajo por culpa de un dolor de cabeza terrible y cuando llegue a casa no podía creer lo que estaban viendo mis ojos. Entre y me dirigí hacia el baño de nuestra habitación, donde tenia guardadas las pastillas para el dolor de cabeza. Pero antes de poder llegar escuche unos ruidos extraños e identifique la voz de mi mujer. Cuando entre a la habitación vi que Salma no estaba en el trabajo, ni estaba sola, ni estaba vestida. Tampoco estaba sobria.

Vi ropa por el suelo, botellas de alcohol vacías y cuando por fin levante la vista a la cama me quede petrificada. Allí estaba Salma, con la mirada perdida, rodeada de tres chicas mas. Ni siquiera me vio, no le importo nada. Supongo que el efecto de la droga hacia eso. Si, mi mujer, el amor de mi vida, estaba drogada con tres chicas desnudas en la cama que compartíamos.

- ¿Qué coño es esto Salma?- grite con toda la fuerza de mis pulmones.

- Tranquilízate Violeta, que no es para tanto. Solo estaba estresada por el trabajo y quería pasármelo bien.- dijo arrastrando las palabras, claro signo de su ebriedad.

- ¡Como me voy a tranquilizar!, ¿Me dirás que siempre que estés estresada en un futuro vas a solucionarlo así?- seguí yo. Sentía una gran tristeza pero no me salían las lagrimas. Estaba demasiado enfadada en ese momento. Yo la quería, llevábamos juntas 5 años y sentía que todo había sido una gran mentira.

- Eres una exagerada. Si ni siquiera lo has notado todas las otras veces.- me dijo riendo. Tuvo los ovarios de reírse en mi cara.

- ¡Vete ahora mismo de aquí!. No, mira, disfruta de tu vida y no vuelvas a aparecer en la mía.- respondí dirigiéndome hacia la puerta. No podía seguir viéndola ahí, tirada en la cama riéndose de mi.

Tenia que salir de ahí, correr lo mas lejos posible de lo que parecía una pesadilla hecha realidad. Pero no todo quedo aquí.

Esa noche y todo el resto de la semana dormí en casa de mi mejor amiga, Almudena, le explique todo y no dudo en apoyarme como siempre hacia. Me consoló mientras yo lloraba por todo lo que yo había perdido, pues no solo era una relación, era toda mi vida. No podía regresar a la casa que compartíamos, así que Almudena o Denna, como me refería a ella cariñosamente, me ofreció mudarme con ella durante el tiempo que necesitara y yo acepte. Así que, después de una semana, volví al piso que compartía con Salma para recoger todas mis cosas.

Me asegure de ir a una hora en la que ella no estaría. No quería volver a verla en toda mi vida. Me había destrozado, pero aun quedaba lo peor. Llevaba media hora poniendo toda mi ropa en la maleta cuando oí un fuerte golpe en la puerta.

Antes de poder llegar al recibidor, dos hombres armados entraron a la fuerza. Tenían la cara tapada, pero en sus ojos no pude ver ni una pizca de inseguridad. Estos hombres me iban a matar y yo no sabia ni porque.

- ¡¿Donde esta?!- me chillo uno de ellos, mientras que el otro rebuscaba entre los cojines del sofá.

- No se de que hablas- le dije con voz temblorosa. El hombre se acerco mas a mi, cogiéndome del brazo.

- La droga, el dinero o la hija de puta de Salma.- dijo a pocos centímetros de mi cara. Yo estaba aterrorizada y no podía pensar en como salir de esta.

- Llevaos lo que queráis, pero yo no se nada. Ni donde esta Salma, ni la droga. Tengo 100€ debajo del colchón, podéis cogerlos pero dejadme en paz por favor.

- ¿De verdad piensas que 100€ van a ser suficientes, bonita? Salma nos debe 10.000€. Dile que tiene que pagar su deuda, o puede que...- se acerco a mis labios y puso una mano en mi cadera.- tu nos sirvas para olvidar nuestro cabreo.

Fue ahí cuando empezaron a caer las lagrimas sin parar. Salma me había engañado, pero no sabia que esa relación también me iba a costar la vida.

- Mierda. Vámonos. Aquí no hay nada y estoy viendo coches de policía acercándose.- dijo el segundo hombre después de revolver toda mi casa.

- Que pena preciosa, nos tenemos que ir, pero seguro que tu y yo podemos pasarlo muy bien en otro momento. Créeme, no te olvidare y por mucho que te escondas, siempre te encontrare.- dijo el chico guiñándome un ojo. Por fin me soltó pero yo no podía dejar de temblar.

Ellos se fueron y yo me quede tumbada en el suelo sin fuerzas para levantarme. A los pocos minutos llego la policía y detrás mi vecina. Fue ella quien les había llamado al oír el ruido y me había salvado. Me recogieron del suelo y me sentaron en el sofá, donde empezaron a hacerme mil preguntas, pero no me salían las palabras.

Solo podía pensar en el cambio que había dado mi vida en unas semana. Tenia que salir de aquí, empezar de cero, olvidarlo todo. Salma lo había jodido todo y ahora me tocaba huir a mi, por su culpa.

Nunca me hubiese imaginado que gracias a ella descubriría el amor de verdad, el sano, el incondicional. Ese que te hace sentir la persona mas afortunada del mundo. Fui afortunada al conocer a la mujer que me enamoro por completo. Cuando pensaba que no valía la pena seguir luchando, apareció ella para demostrarme lo bonito que era vivir. Con ella quise vivirlo todo. Solo con ella. Solo con Chiara.

Te Encontre- KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora