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Hanni pasó en su auto a buscarla, la besó como bienvenida y disfrutó del viaje hasta el restaurante. La mayor no notó ningún cambio en su novia, sólo que estaba resultando bastante pegada a ella, digamos que un poco más de lo normal.
A pesar de preguntar porqué la repentina cita, Haerin logró distraerla de ello, sacando otro tema de conversación. Para su suerte, Hanni se distrae rápidamente de todo.
Tenía su noche planeada; una cena tranquila, luego ir por bebidas y provocarla con algún baile hasta llegar a su habitación de hotel donde finalmente obtendría lo que quería. Haerin creía muy firmemente que esta vez se cumpliría.
Lo que no planeó fue a esa estúpida mesera.
Al llegar, sonrió de más, cuando las guió a la mesa logró notar su roce con el brazo de Hanni, también a sus ojos lujuriosos mirando lo bien que vestía su novia. Haerin estaba que sacaba humo por las orejas, y la idiota de Hanni no entendía porqué.
—¿Quieres otra mesa? —le preguntó tomando su mano con calma.
—No, estoy bien aquí.
—¿Segura? No me molestaría ir a otro lado.
—Hanni, estoy bien.
La mayor no preguntó más. Se centró en el menú del lugar y a penas sí la miraba, Haerin se quería golpear con fuerza.
Nada estaba resultando.
—Necesito ir un momento a el baño —murmuró la pelinegra. Pero entonces se golpea accidentalmente con la misma mesera que traía sus bebidas, haciendo que las copas se vaciaran sobre la pobre chica—. ¡Lo siento mucho!
La mesera estaba sorprendida, pero dejaba que Hanni intentaste limpiar el desastre con algunas servilletas de papel. Se notaba su satisfacción, al menos para Haerin.
—Lo estoy empeorando, lo siento, lo siento —seguía la pelinegra.
Haerin se levanta finalmente, apartando a Hanni de la chica.
—Pagaré el desastre y nos iremos, no se preocupe —dijo con total seriedad—. Una disculpa por el inconveniente.
—Oh, está bien. No se preocupen que esto pasa muy seguido. Sólo debo ir a cambiarme.
—Déjeme ayudar con la limpieza —Hanni enrojeció al ver el rostro de ambas—. Quiero decir, el suelo, sí, está mojado. Iré por una escoba o lo que sea —se alejó rápidamente antes de que pudieran decir algo.
—Tu hermana es linda —comentó la mesera, sus cejas levantadas.
Haerin quería golpearla.
—Sí, ella es linda —asintió sonriendo. Luego Hanni vino con un chico que parecía ser el encargado de la limpieza, él se puso a trabajar en seguida—. Amor, vámonos —manos en su cintura y dejó un beso en los labios contrarios. Por supuesto no debía de ver a la estúpida mesera para saber que estaba sorprendida.
Y así, Haerin terminó por dejar que Hanni pagara el desastre, porque decía que fue su culpa. Definitivamente su noche estaba empeorando.
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