Capítulo 2) No soy el único Diferente

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 Narrado:

*Al estar desmayado, Reymon comienza a soñar en un lugar sumido en la oscuridad, murmurando que por fin se terminaría esta vida miserable. Cuando estaba a punto de cerrar los ojos, nota entre las sombras un rayo de luz. Intrigado, alza la mano intentando alcanzarla y de repente despierta. Lo primero que ve es a una niña con alas blancas y un aura resplandeciente. Al principio piensa que aún está soñando, pero al observar mejor se da cuenta de que la niña es real, y al levantar la cabeza, le da un cabezazo sin querer.*

*Al mirar a su alrededor, nota a otros dos niños, una hembra y un varón. Las niñas sonríen con alegría, diciendo que por fin había despertado. Se presentan: la niña de alas blancas se llama Mina, la otra se llama Emma y el varón, Marx. Este último le pregunta directamente qué es y cómo había terminado en esa situación, comentándole que si Mina no hubiese estado allí para curarlo, podría haber muerto.*

*Al oírlo, Reymon se percata de que no tiene ninguna herida y que su aspecto ha vuelto a la normalidad, y rápidamente agradece a Mina por haberlo salvado. Marx sigue insistiendo, preguntándole acerca de esa apariencia tan macabra. Reymon le responde:*

"No sé lo que soy, pero por favor, alejaos de mí; no conozco mi propia capacidad y no quiero lastimar a nadie."

*Mina, viéndolo así, se acerca a él intentando animarlo, diciéndole que no es el único que es diferente. Que ellos tres también lo son y que no debe deprimirse por eso, ya que no cambia lo que realmente son.*

*Reymon, al escucharla, recuerda los consejos de Yina y, aunque Mina desconoce todo por lo que ha pasado, le hace sonreír agradeciéndole. En ese momento Mina se sonroja y se aleja un poco, diciéndole que no es nada. Marx le habla, preguntándole por su madre y su padre. Reymon baja la cabeza un tanto deprimido al recordar y responde que murieron, sin entrar en detalles. La pregunta sobre su familia le hace recordar a sus hermanos y les dice que tiene que encontrarlos, pues en un momento desesperado había salido corriendo.*

*Emma propone la idea de acompañarlo. Mina está de acuerdo y Marx, callado, asiente con la cabeza pero , que tendrían que partir al día siguiente, ya que el Sol se está poniendo y es fácil perderse en el bosque durante la noche.*

*Reymon está preocupado por sus hermanos, pero reconoce que Marx tiene razón y decide quedarse con ellos. Al caer la noche, encienden una fogata para resguardarse del frío. Mientras observa cómo la encienden, Reymon comienza a sospechar que quizá ellos también son huérfanos, ya que imaginaba pasar la noche en una casa.*

*Justo antes de dormir, Mina y Emma comienzan a contar historias. Marx se acerca a Reymon y le ofrece una barra de pan, diciéndole que coma ya que no ha ingerido nada en todo el día. Reymon agradece, toma la barra de pan, come un pedazo y guarda el resto para dárselo a sus hermanos antes de acostarse a dormir.*

*Al día siguiente, todos estuvieron de acuerdo en que Reymon los guiaría a su aldea a través del bosque, así que partieron temprano y por suerte no se toparon con ningún animal peligroso. Después de aproximadamente una hora de caminata, llegaron a la aldea y se sorprendieron al ver su casa destrozada, preguntándose qué había sucedido. Reymon corrió buscando a sus hermanos, Diana y Jimi, y gritando sus nombres, pero no obtuvo respuesta. La preocupación comenzó a apoderarse de él mientras se dirigía a la puerta de un vecino para preguntar si habían visto a sus hermanos, pero nadie contestaba. El pueblo parecía desolado y más pacífico de lo habitual. Reymon les pidió a los demás que lo ayudaran a buscar por toda la aldea, pero de repente se encontraron con un anciano perdido. Se acercaron a él y le preguntaron dónde estaban todos y si había visto a sus hermanos. El misterioso anciano giró su rostro hacia ellos y les dijo que sabía dónde estaban los demás. Reymon sonrió de felicidad mientras Marx le pidió que explicara con más detalles. El anciano les respondió que todos se encontraban en la iglesia del pueblo presenciando el juicio de un asesino y que los guiaría si era necesario. Agradecido, Reymon decidió seguirlo junto con los demás. Después de una larga caminata, llegaron a la iglesia, donde el anciano los guió por la puerta. Sin embargo, justo al entrar, todas las puertas se cerraron y siete personas encapuchadas salieron de las sombras, emboscándolos, inmovilizándolos y colocándoles un pañuelo con somnífero en la boca, haciendo que quedaran dormidos.*

El Paramo de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora