Capítulo 4: Conflictos Internos

4 1 0
                                    


Desde la fiesta, Yoongi había notado el cambio en Jimin. Lo veía reír y trabajar con Erik, y una punzada de celos lo atravesaba cada vez que los veía juntos. No podía evitar observarlos desde la distancia, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza que no había anticipado.

Una tarde, mientras la tripulación estaba ocupada con sus tareas diarias, Yoongi se apartó hacia su camarote. Necesitaba un momento para ordenar sus pensamientos y emociones. Estaba cansado de la lucha interna que había comenzado desde aquel beso impulsivo.

A los pocos minutos, William, el vicecapitán y amigo de Yoongi, entró en el camarote sin tocar, como solía hacer.

-¿Qué te pasa, Yoongi? Te he visto distraído y malhumorado últimamente -dijo William, cruzándose de brazos y mirándolo con una mezcla de preocupación y curiosidad.

Yoongi se pasó una mano por el cabello, suspirando profundamente.

-Es Jimin -confesó, sin rodeos.

William levantó una ceja, esperando que Yoongi continuara.

-Durante la fiesta, lo besé. Fue un impulso, y luego le dije que fue culpa del ron. Ahora lo veo pasar tiempo con Erik, y no puedo evitar sentirme celoso. Es ridículo, ¿no? -dijo Yoongi, frustrado consigo mismo.

William asintió, comprendiendo la complejidad de la situación.

-No es ridículo, Yoongi. Es humano. Te importa Jimin, eso está claro. Pero, ¿por qué no hablas con él y le dices lo que sientes de verdad? -sugirió William con suavidad.

Yoongi se dejó caer en una silla, sintiéndose más vulnerable de lo que le gustaría admitir.

-No puedo, William. Soy el capitán de este barco. No puedo permitirme tener una relación con alguien de mi tripulación. Sería una distracción, una debilidad que no puedo permitirme -dijo Yoongi, su voz cargada de determinación.

William se sentó frente a él, mirándolo fijamente.

-Yoongi, eres humano antes que capitán. No puedes seguir ignorando tus sentimientos y esperando que desaparezcan. Si realmente te importa Jimin, deberías intentar ser honesto con él y contigo mismo -dijo William, su tono lleno de empatía.

Yoongi miró a William, apreciando su franqueza y apoyo.

-Lo sé, William. Pero tengo miedo de que si doy ese paso, todo se complique aún más. No quiero poner a Jimin en una posición difícil, ni quiero que la tripulación vea esto como una señal de favoritismo -explicó Yoongi, su conflicto interno evidente en su rostro.

William suspiró, comprendiendo la difícil posición en la que se encontraba su amigo.

-Yoongi, nadie dijo que sería fácil. Pero seguir reprimiendo lo que sientes solo te hará más daño a ti y a los que te rodean. Piensa en lo que realmente quieres y en lo que estás dispuesto a hacer para conseguirlo -dijo William, dándole una palmada en el hombro antes de levantarse.

Yoongi se quedó en silencio, reflexionando sobre las palabras de William. Sabía que tenía razón, pero el miedo y la responsabilidad pesaban mucho en su mente. Decidió salir del camarote y caminar por la cubierta, esperando encontrar algo de claridad en el aire salado del mar.

Al salir, vio a Jimin y Erik riendo juntos cerca de las velas. Sentía la punzada de celos de nuevo, pero también una oleada de tristeza. Quería estar cerca de Jimin, compartir esos momentos de alegría y camaradería, pero sentía que no podía permitirse ese lujo.

Mientras observaba a Jimin desde la distancia, Yoongi sabía que tenía que tomar una decisión. No podía seguir evitando sus sentimientos ni ignorando la realidad de lo que quería. Tenía que encontrar una manera de equilibrar sus deberes como capitán con sus deseos personales, aunque eso significara enfrentar sus miedos más profundos.

Desde la conversación con William, Yoongi se había convencido de que hablar con Jimin no era la mejor opción. Cada vez que veía a Jimin con Erik, la punzada de celos lo atravesaba, pero se obligaba a mantener su distancia. No podía permitirse debilidades ni favoritismos.

Mientras tanto, Jimin seguía desarrollando su amistad con Erik. Se sentía agradecido por la compañía y el apoyo que Erik le brindaba. No podía evitar pensar en Yoongi y en lo que había ocurrido durante la fiesta, pero el dolor de la culpa del ron seguía siendo una barrera.

Una tarde, mientras la tripulación disfrutaba de un breve descanso, Jimin y Erik se sentaron juntos en la proa del barco, observando las olas romper contra el casco.

-¿Sabes, Jimin? Me alegra que nos hayamos hecho amigos. Hace que esta vida en el mar sea un poco más llevadera -dijo Erik, sonriendo mientras miraba al horizonte.

Jimin asintió, devolviendo la sonrisa.

-Sí, siento lo mismo. No sé qué habría hecho sin alguien con quien hablar y compartir estos momentos -respondió Jimin, agradecido por la sinceridad de Erik.

Desde su posición en el puente, Yoongi observaba la interacción entre los dos hombres. Sentía una mezcla de alegría por Jimin y un profundo resentimiento consigo mismo por no poder expresar sus propios sentimientos. William se acercó a él, notando la expresión en su rostro.

-¿Todavía no has hablado con él? -preguntó William en voz baja, para que nadie más escuchara.

Yoongi negó con la cabeza, manteniendo la vista fija en Jimin y Erik.

-No puedo, William. No quiero complicar las cosas más de lo que ya están -respondió Yoongi, su voz llena de resignación.

William suspiró, apoyando una mano en el hombro de Yoongi.

-Estás haciendo esto más difícil para ti mismo. Pero entiendo que necesitas tiempo. Solo no esperes demasiado, Yoongi. Podrías perder la oportunidad de algo importante -dijo William antes de alejarse.

Las palabras de William resonaron en la mente de Yoongi mientras observaba a Jimin reír con Erik. Se preguntaba si había tomado la decisión correcta al mantenerse callado. Pero cada vez que pensaba en acercarse a Jimin, la responsabilidad como capitán lo retenía.

Esa noche, la tripulación decidió organizar una pequeña fiesta en la cubierta para celebrar una buena jornada de navegación y pesca. La música y las risas llenaron el aire mientras los marineros compartían historias y bebidas bajo el cielo estrellado.

Jimin y Erik se unieron a la celebración, disfrutando del ambiente festivo. Yoongi los observaba desde una distancia prudente, su corazón dividido entre el deber y el deseo.

-¿Por qué no te unes a nosotros, capitán? -gritó Jack, el artillero, con una sonrisa.

Yoongi sonrió débilmente y levantó una mano en señal de rechazo.

-Alguien tiene que vigilar el barco -respondió, aunque sabía que no era la razón real de su distanciamiento.

Mientras la noche avanzaba, Yoongi no podía apartar la vista de Jimin. Veía la alegría en su rostro y se preguntaba si algún día podría ser él quien provocara esa sonrisa. La idea de perder a Jimin, aunque fuera solo como amigo, le dolía profundamente.

A medida que las estrellas parpadeaban en el cielo, Yoongi decidió que, aunque no podía actuar sobre sus sentimientos ahora, se aseguraría de proteger a Jimin y estar allí para él, de la manera que fuera posible. La lucha interna continuaba, pero al menos había decidido no alejarse por completo.

La fiesta continuó hasta altas horas de la noche, y Yoongi se mantuvo en su lugar, observando desde las sombras, esperando el momento en que pudiera enfrentar sus propios miedos y dar el paso que su corazón deseaba.

El Juramento del Capitán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora