Capitulo 2: Pequeñita

36 3 2
                                    

Rubí

Al día siguiente me despierto con un dolor de cabeza abrumador. Decido tomar una ducha con agua fría para despertarme por completo, me visto con mi traje de trabajo y luego me preparo un desayuno ligero. Salgo de mi departamento y me encuentro con mi vecina, la señora sabelotodo, le decimos así porque es muy metiche y siempre sabe todo de la vida de los demás. Corre hacia mi con una sonrisa fingida en su rostro.

-Buenos días vecinita-saluda-¿como esta?

-Buenos días. Yo muy bien, yendo al trabajo ¿y usted?

-Bien bien. Oiga, sabe que cuando llego usted en la noche vi algo muy extraño-me mira entrecerrando los ojos.

-¿Ah si?-le resto importancia. Seguramente esta inventando cosas de mi.

-Si, escuche. Ayer yo estaba en el balcón tomando te, y luego vi que llego usted, lo raro es que atrás de ustedes había un auto negro, con ventanas polarizadas, se estaciono unas cuadras mas atrás, y como yo soy muy curiosa me quede esperando hasta cuando saliera la persona que estaba ahí, pasaron 2 horas y el individuo salió. Era un hombre alto y estaba encapuchado, todo de negro. Se sentó en las bancas que hay enfrente del edificio y se quedo mirando a su ventana. Estuvo tres horas vecina, eso me asusto mucho y casi llamo a la policía.

Lo que me dice me deja paralizada en mi puesto, lo peor no es que nos hayan seguido, lo peor es que el hombre se haya quedado mirando a mi habitación. Me despido de ella y voy a preguntarle a un guardia del edificio si puedo ver las cámaras de seguridad.

-No señorita, no puede ver las cámaras, es confidencial.

-Pero señor ¿acaba de escuchar lo que le dije?, anoche un hombre se quedo mirando mi habitación por tres horas, ¡TRES HORAS! sin moverse de su lugar. Se supone que ustedes están aquí por nuestra seguridad, así que exijo que me deje ver las cámaras-el guardia se lo piensa y al final termina accediendo.

-Este es todo el clip que grabo la cámara anoche.

Observo las grabaciones y si, ahí está el hombre. Dudo de poder distinguir claramente su rostro, así que le pido al guardia que lo acerque para obtener una mejor visión. Con esfuerzo, intento enfocar mis ojos en su rostro, pero la imagen es borrosa.

No puedo evitar sentir un escalofrío recorriendo mi espalda al darme cuenta de que podría ser él. Aunque intento mantener la calma, el miedo se apodera de mi al pensar en las consecuencias de su presencia.

-¿Señorita, se siente bien?-me pregunta el guardia cuando empiezo a retroceder temblando.

-Estoy bien, gracias-respondo con una voz temblorosa, tratando de ocultar mi miedo.

Salgo del edificio para ir al trabajo. No dejo de pensar en que podría ser él, mi mañana ya se arruino con ese pensamiento.

Llego a la empresa, un poco retrasada debido a la distracción de las cámaras. Tomo el ascensor para dirigirme a mi oficina. Afortunadamente, a estas horas no hay mucha gente fuera sus lugares correspondientes, lo cual es beneficioso ya que siempre me encuentro apretada en mi lugar al subir al ascensor junto a tantas personas.

-Buenos días señorita Rubí-me saluda mi secretaria, y toma mis cosas.

-Buenos días Alicia, ¿me ha llegado algún recado?.

-No señorita.

Me dirijo a mi oficina, y al abrir la puerta, me encuentro con una montaña de cajas que llenan el espacio. Frunzo el seño, sorprendida y a la vez confundida, ¿de quien son estas cajas? Antes de organizar todo, escucho pasos acercándose desde el pasillo.

Dark DesiresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora