Capitulo 6: Una nueva era

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Tres días después 

Rubí

Me despierto lentamente, sintiendo un dolor inmenso en mi espalda, manos y brazos. Estoy muy confusa y siento que he estado mucho tiempo aquí. Abro mis ojos lentamente y me doy cuenta que estoy atada a una silla, mis manos están cien porciento inmovilizadas por las ataduras apretadas de unas cuerdas muy gruesas alrededor de mi muñeca. Tengo mis ojos vendados, ni siquiera se ve un ápice de luz. El miedo me inunda al recordar esa noche.

Me despierto con un dolor agudo en la espalda, manos y brazos. Estoy confundida y con la sensación de haber pasado mucho tiempo en este lugar. Abro lentamente mis ojos, pero solo encuentro oscuridad. Tengo mis ojos vendados. Me doy cuenta de que estoy atada a una silla, con mis manos inmovilizadas por cuerdas gruesas y apretadas. Un sudor frío me recorre la espalda al recordar la noche en que me secuestraron. La gravedad de la situación me golpea con fuerza.

Me esfuerzo por gritar, pero un nudo se aferra a mi garganta, sofocándome cualquier intento de pedir ayuda. El ambiente está cargado de una tensión palpable, y el silencio es opresivo. Me siento rodeada de presencias anónimas, como si estuviera rodeada de sombras que me observan con curiosidad. El silencio es tan absoluto que puedo oír mi propia respiración, y el latido de mi corazón es un tambor en mi pecho. La oscuridad es absoluta, solo puedo sentir la presencia de alguien o algo que me observa, que me espera.

¡Mierda!

¿Y si es Damon quien mando a sus hombres a secuestrarme?

No, no, no... Esto no puede ser realidad. El recuerdo de lo que me hizo me hace sentir un escalofrío en la espalda. No quiero recordar los detalles de ese horror, no quiero revivir el sufrimiento que me infligió. Pero, sobre todo, no quiero que le pueda hacer daño a mis seres queridos. El pensamiento de que ellos podrían estar en peligro me llena de un miedo atroz. ¿Qué haría si algo les pasara? ¿Qué haría si él me obligara a verles sufrir? El miedo me paraliza, me impide pensar con claridad.

Unos instantes más tarde, escucho unas pisadas acercándose. Trato de moverme, pero cada movimiento que intento realizar es restringido por las cuerdas que me mantienen prisionera.

-Hola Rubí, espero que estés cómoda-dice una voz profunda y gruesa, llena de ironía. Escucho como él hombre se ríe, una risa burlona que me hace sentir una mezcla de rabia, idiota. La voz es familiar, pero no es la de Damon. ¿Quién podría ser? Me siento confundida y asustada-¿Te gustaría saber quién soy?-dice como si me hubiese leído la mente-te doy una pista... Esmeralda-La palabra me golpea como un golpe en el estómago.

No. Puede. Ser

-¿Drake?-digo con una voz ronca y baja, que me sorprende a mí misma. La palabra sale de mi boca como un susurro. Es obvio que era él ¿Cómo no reconocí su maldita voz?

-Acertaste, creo que la pista era demasiado obvia-dice Drake. Siento que se acerca más a mí, hasta que puedo sentir su calor corporal y escuchar el ritmo de su respiración, que se convierte en un susurro constante junto a mi oído. Al escuchar su respiración, siento algo dentro de mí, como si su presencia fuera lo que más anhelo. Me aterra pensar que podría ser eso-no le voy a dar muchas vueltas al asunto, así que desde ya te digo que estas en manos de la mafia-susurra con una malevolencia palpable-y ahora, harás todo lo que yo te diga, desde hoy empiezas a trabajar con nosotros...Eres mía, Esmeralda.

El impacto de sus palabras me deja sin aliento. ¿La mafia? ¿Qué me una...a él? La incertidumbre y el pánico se apoderan de mi. Mientras Drake habla sobre sus intenciones. Mi mente lucha por mantenerse clara en medio del caos que se esta desatando a mi al rededor. 

Siento un ápice de confusión ante las palabras de Drake. ¿Cómo podía afirmar que yo soy suya? No puedo aceptarlo, yo no soy de nadie, y no por estar en su mafia soy propiedad de él.

Dark DesiresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora