XV

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En el momento en que dejé de entrenar con Kenzo sensei, sentí un vacío profundo y una tristeza abrumadora. Ya no tenía ganas de hacer nada, ni siquiera dormir. Pero lo que más me afectó fue la pérdida de Satoru, por el dejé de enamorarme como lo había hecho con él. Parecía que él era la única persona por la que había sentido un amor tan profundo, y ahora mi corazón estaba roto por dos pérdidas devastadoras en un solo día, solo podía notar que mis ojos brillaban con una intensidad mayor, pero solo decidí no tomarle importancia.

En ese mismo momento, sentí una presencia intensa cerca de mi casa. Alarmada, invoqué a mi Shikigami lobo, ahora llamado "Sage", y lo envié a investigar mientras lo seguía.

Cuando llegue hacia donde estaba ví como Suguru, acariciaba a mi lobo con calma. Me quedé paralizada y feliz al mismo tiempo al ver que mi hermano estaba bien, pero noté algo diferente en él.

 Me quedé paralizada y feliz al mismo tiempo al ver que mi hermano estaba bien, pero noté algo diferente en él

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—Suguru... —apenas podía hablar, su presencia había cambiado y me asustaba.

—Así que así me vas a recibir después de tanto tiempo. Ven aquí, dame un abrazo
—extendió sus brazos y corrí hacia él, llorando— Hiciste bien en salvarme, mi niña. Ahora estamos juntos como lo prometiste.

—Me siento devastada por la muerte de Kenzo sensei y de Satoru. No pude salvarlos, solo pude mirar desde lejos sin poder hacer nada —mis lágrimas caían mientras me aferraba a él.

—No es tu culpa. La buena noticia es que Satoru está bien, logró sobrevivir —Suguru acariciaba mi cabello— Es hora de que nos vayamos, pero antes, hay algo que debemos hacer aquí.

Lo miré, esperando sus instrucciones. Estaba aliviada de que tanto él como Satoru estuvieran bien y que ahora viviría con mi hermano, pero su expresión se volvió fría y sentí un escalofrío recorriéndome.

—Es hora de la venganza no crees lo que pasaste te causo traumas mi pequeña ahora es tu momento de acabar con su vida de nuestros padres —me impactaron sus palabras, pero dudaba de algo

—Me gusta la idea, pero ¿no crees que habrá problemas en la escuela de hechicería? —estaba nerviosa por las consecuencias.

—Ya no formo parte de esa escuela. Es momento de que nosotros dos hagamos un mundo donde solo hayan hechiceros. Recuerda que fue un no hechicero quien mató a nuestro querido sensei. Es hora de tomar venganza en su honor.

Dudé por un momento, pero asentí ya que tenía razón lo que decía y solo quedaba vengarnos. Y así comenzamos con una masacre para acabar con el Clan Geto y evitar que arruinaran nuestra felicidad. Utilicé a mis Shikigamis, pero decidí no llamar a Kazuki todavía, sabiendo que no era el momento adecuado. Al terminar, mi hermano me llevo hasta lo que parecía ser un templo.

—Este es nuestro nuevo hogar, mi niña — Suguru abrió una puerta hacia una habitación misteriosa— Te mostraré la sorpresa que te prometí.

Cuando abrió la puerta, reveló a dos pequeñas niñas. Por un momento pensé que las había secuestrado, pero al ver cómo corrían hacia él y lo abrazaban, supe que las había adoptado para ser sinceros sentí un poco de celos pero ignore eso. Pero note algo, las pequeñas se escondieron tímidamente cuando me vieron.

"Tan terrible me veo, estoy segura de que me arregle antes de venir. Seguramente es por el cansancio de guardar mis cosas para mudarme"

—Ellas están aquí porque las adopté. Las iban a ejecutar por ser consideradas peligrosas en su aldea —Suguru las presentó, apartándose para que las viera— Vamos, niñas, preséntense con ella.

La niña de pelo café habló primero.

—Yo soy Mimiko, señorita, y ella es mi hermana gemela Nanako —parecía nerviosa.

—Encantada de conocerlas. Soy Selene Geto, la hermana menor de Suguru —les ofrecí una sonrisa tranquila

Aunque finalmente estaba junto a mi hermano Suguru, esta versión de él era más oscura y despiadada. Aún dudaba de por qué había abandonado su escuela y se había dedicado a esto, pero la sed de venganza que ardía en él era palpable. Mi corazón latía con una mezcla de emociones sentía una mezcla de alivio y temor pero yo estaba dispuesta a seguirlo hasta el final, sin importar las consecuencias.

Lo que me alegraba era que, ahora estando a su lado, tendríamos muchas aventuras y experiencias juntos. También, el hecho de que ahora parece ser que soy tía de dos pequeñas niñas, me llenaba de una alegría especial. Es intrigante pensar en el futuro que me espera, criando a estas dos niñas que ya considero como mías.

Sin embargo, una inquietud persistente se anidaba en mi corazón. Algo me decía que esta felicidad de tener a mi hermano mayor, Suguru Geto, y a nuestra nueva familia no duraría para siempre.

"¿Qué sombras acecharán nuestra tranquilidad?"

Solo el tiempo lo dirá, pero el presentimiento de que una tormenta se aproxima no me abandona.

Solo el tiempo lo dirá, pero el presentimiento de que una tormenta se aproxima no me abandona

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"¿Nuestros destinos podrán estar escritos ahora?"

𝕰𝖑 𝖘𝖊𝖈𝖗𝖊𝖙𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝖕𝖆𝖎𝖘𝖆𝖏𝖊 𝖒𝖔𝖗𝖆𝖉𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora